Videos para adelgazar y con contenido sexual: cómo impacta en la salud mental de los chicos lo que ven en las redes sociales
Silvina Pedrouzo, pediatra especialista en desarrollo infantil y pantallas, y Constanza Cilley, analista con más de 25 años de experiencia en investigaciones sociales, advirtieron sobre los riesgos a los que están expuestos los niños y adolescentes
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Siete de cada 10 chicos y chicas de entre 9 y 17 años ven contenidos sobre formas de adelgazar o estar más flacos. Cinco de cada 10 estuvieron expuestos a imágenes o videos sexuales y cuatro de cada 10 hicieron apuestas online durante el último año. Además, uno de cada tres afirmó haberse encontrado “cara a cara” con alguien que conoció por Internet.
Esos son solo algunos de los números que reflejan el impacto de las redes sociales en la salud física y emocional de las niñas, niños y adolescentes de nuestro país.
“Es una realidad alarmante y los chicos están exigiendo acompañamiento del mundo adulto”, advirtió Constanza Cilley, directora de la consultora Voices!, durante el evento online ”Atrapados en las redes: el desafío de acompañar a la infancia y adolescencia en la era digital”.

Organizado por Fundación La Nación, el encuentro se hizo el viernes pasado y fue transmitido vía streaming en lanacion.com. Psicólogos, pediatras, educadores y especialistas en crianza, entre otros referentes, analizaron los riesgos y desafíos del uso de las pantallas por parte de niños y adolescentes. El objetivo fue ofrecerle a la audiencia herramientas prácticas para no dejarlos solos en el territorio digital.
Además, se presentaron las guías “Hablemos de todo”, de Fundación La Nación, que abordan un abanico de problemáticas vinculadas a la salud mental de los chicos y las chicas, y en las que se pueden encontrar desde señales de alerta hasta dónde pedir ayuda.
Cilley, que es analista social con más de 25 años de experiencia en consultoría basada en investigación, advirtió cómo la mitad de los niños, niñas y adolescentes de la Argentina percibe tener algún tipo de uso problemático relacionado con internet, los celulares o videojuegos, según datos del informe Kids Online Argentina 2025, publicado recientemente por Unicef.
Además, subrayó que “los argentinos decimos una cosa y hacemos otra” en lo que refiere al uso de los dispositivos. “La mayoría cree que 13 años es la edad a partir de la cual es aceptable que un niño tenga su propio dispositivo y 15 años para manejar las redes sociales, según una encuesta que hicimos desde Voices! en 2025″, señaló Cilley. “Sin embargo, la edad de acceso al primer dispositivo es entre los 9 y los 10 años y está bajando significativamente. Mientras que el 56% de los chicos 9 a 11 usa redes sociales todos los días”.
En ese sentido, la directora de Voices! destacó que tres de cada 10 padres creen que deberían haber esperado más tiempo para darles un celular a sus hijos. “Es interesante cómo esta cifra crece en los padres más jóvenes, que también son nativos digitales y hoy son los más reticentes y los que están más preocupados por el uso de la tecnología que hacen sus hijos”, reflexionó Cilley.
Por otro lado y con respecto al rol de los padres, la analista destacó que en nuestro país los adultos pasan casi nueve horas en Internet, tres de las cuales son en redes sociales, y la mitad de los padres aceptan que con frecuencia se distraen con el celular cuando están con sus hijos. “Están hiperconectados en el mundo virtual y desconectados del mundo real”, advirtió.
Ansiosos y deprimidos
Las pantallas afectan la salud física y mental de los chicos y los adultos, y así lo muestran los estudios científicos.
Durante el evento, Cilley aseguró que siete de cada 10 argentinos pierden horas de sueño por el uso excesivo del celular y cuatro de cada 10 sostienen que padecieron algún sufrimiento relacionado con la ansiedad o la depresión, una realidad que se agrava entre los jóvenes.
“Hoy los jóvenes argentinos se sienten más solos que otros segmentos de edad que estaban tradicionalmente asociados a este padecimiento, como los mayores de 65″, dijo Cilley.
Es una realidad preocupante que Silvina Pedrouzo ve a diario en su consultorio. Ella es médica pediatra, especialista en desarrollo infantil y presidente de la Subcomisión de Tics de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP).
“Los pediatras nos encontramos con todo tipo de síntomas vinculados al uso temprano y excesivo de las pantallas. Por ejemplo, niños pequeños que no pueden calmarse, comer, dormir ni jugar si no usan un dispositivos. Eso produce muchas dificultades para todo lo que tiene que ver con la relación con el otro”, subrayó médica.
“Se apropian primero de la tecnología que del lenguaje, tienen problema en la comunicación y desafíos en las habilidades sociales. También vemos adolescentes con un impacto importante en la salud mental: con síntomas de ansiedad, depresión, aislamiento social, mucha tristeza y falta de motivación”, sumó.
Para la pediatra, el principal problema está en que los padres les ofrecen a los chicos los dispositivos para darles calma, contención y muchas veces compañía. “Pero lo que necesita un niño pequeño para desarrollarse plenamente de forma física y psíquica son adultos presentes y sensibles a sus necesidades de cuidado, que les ofrezcan interacciones de calidad, libres de dispositivos; vínculos amorosos; y experiencias de juego y aprendizajes con el ambiente”, analizó Pedrouzo.
Cuando lo tecnología irrumpe a edades tempranas, sin embargo, desplaza “todo eso que es fundamental para su desarrollo”, produciendo una sobreestimulación audiovisual en un momento en que “el cerebro está bastante inmaduro y donde no puede comprender esos contenidos ni decodificar los estímulos”.
Pegados al celular
¿Por qué les cuesta tanto a los chicos despegarse de las pantallas? ¿De dónde vienen los famosos “berrinches” cuando se les pide que los dejen?
“Porque el contenido al que acceden es sin cortes, sin pausas ni límites. Antes, para ver un dibujito en la televisión había que esperar 24 horas. Ahora, se reproducen videos de forma automática y los chicos no toleran que eso termine. Tampoco toleran las frustraciones, porque se lo dimos en una etapa temprana y todavía no pueden regular sus emociones y comportamientos. Todo esto depende de cómo lo regulamos los adultos”, explica Pedrouzo.

La pediatra advierte que a esa falta de límites y de contención se suma que son niños a los que muchas veces se les entregan los dispositivos para lograr que se calmen, “por lo cual, cuando se los queremos sacar se genera una explosión que tienen que ver con sacarle ese contenido fragmentado muy atractivo para ellos, y que dispara la liberación de un neurotransmisor ligado al placer que es la dopamina, que los mantiene enganchados y los hace repetir la acción. Entonces entran en un círculo vicioso por estar expuestos a emociones adictivas desde los dos años y muchas veces antes”, concluye Pedrouzo.
Más información
- Si querés ver el evento “Atrapados en las redes”, podés hacerlo en el este link.
- Si querés navegar por las guías Hablemos de Todo, con servicio para padres y adultos sobre las distintas problemáticas de salud mental que afecta a los niños y adolescentes, podés entrar en este link.
- Si querés leer más sobre cómo prevenir el uso problemático de pantallas en niños y adolescentes, podés entrar a la guía “Chicos y pantallas”.