Abre en la Casa de Tucumán la Bienal Argentina de Fotografía Documental
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Con la mítica fotografía El siluetazo, de Eduardo Gil, como ícono estético conceptual comenzará mañana, en Tucumán, la octava edición de la Bienal de Fotografía Documental que exhibe trabajos inéditos, o muy poco conocidos, de una treintena de profesionales extranjeros y argentinos.
Organizada por la Fundación Infoto a la manera de un festival que invade la ciudad capital y dos lugares emblemáticos del jardín de la república, el espacio donde funcionó el primer centro de detención clandestino durante la última dictadura y la cálida ciudad de Tafí Viejo, la Bienal será inaugurada, como la edición anterior, en el Museo Casa Histórica de la Independencia.
Habrá exposiciones callejeras, charlas-debate, revisión de portfolios y la etapa final de ocho talleres, algunos de los cuales comenzaron ya hace algunos meses con un promedio de veinticinco alumnos cada uno.
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"La imagen de Eduardo Gil, aparte del valor que tiene para el mundo de la fotografía, es articuladora entre el arte, la política y la performance como instrumento estético y conceptual. Por eso la elegimos para representar esta edición de la bienal", cuenta a LA NACION Julio Pantoja, presidente de la Fundación Infoto y director del encuentro. "Entre la foto y el contexto social y político complejo como el que estamos viviendo se fue dando una revalorización del arte y la cultura como herramienta de resistencia y de construcción de identidades y de un espacio de libertad", agregó Pantoja.
De ahí que Gil será el invitado especial de esta edición y, además de dar una charla, recibirá un reconocimiento a su trayectoria. Sus obras se exhibirán en el Museo Provincial de Bellas Artes.
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Otros invitados son Pablo Corral Vega, de Ecuador; Alessandra Sanguinetti, de los Estados Unidos; Andre Jösch y Nicolás Sáez, de Chile y Maya Goded y Ana Casas Broda, de México. Entre otros participarán también, de Buenos Aires, Walter Astrada, Pepe Mateos, Rodrigo Claramonte, Jorge Augusto Cruz, Gisela Volá, Rodrigo Claramonte, Cora Gamarmik y Gabriel Díaz; de Córdoba Gabriel Orge; de La Plata, Esteban Pastorino y, entre los tucumanos Jorge Augusto Cruz y María Mines.
"Todo lo que se muestra es, en términos de cine, estreno; obra inédita o que se conoce parcialmente, pero como trabajo integral es todo nuevo, desde los de los más renombrados hasta los mas jóvenes. Este es uno de los atractivos importantes para que haya gente que decida trasladarse hasta acá", sigue Pantoja, uno de los fundadores de esta iniciativa, en 2004. "Trabajamos mucho para compensar la pendiente que hay en el país hacia Buenos Aires y hacer de este un festival realmente federal", dijo y destacó que "la ciudad chica" como escenario permite una gran cercanía entre invitados y público y facilita la creación de redes y vínculos profesionales y personales de todo tipo. Por eso, invitan a ir "en bermudas y ojotas".
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Los momentos centrales del programa se desarrollan en puntos clave de la ciudad de San Miguel de Tucumán como los museos de Arte Contemporáneo y el de Bellas Artes y los centros culturales Virla y el Ingenio Cultural, instalado en una vieja estación de ferrocarril.
También se harán actividades en espacios públicos como la plaza principal, donde se exhiben unos enormes cubos en cuyas caras hay fotografías de Corral Vega y de Sanguinetti. En las carteleras gigantes –de unos tres por ocho metros– del municipio se exhibirá una edición especial de la muestra de Argra de este año.
Fuera de la capital tucumana, la bienal se traslada al Espacio para la Memoria Escuelita de Famaillá, donde la chilena Andrea Jösch conduce el taller de Fotografía y política que dio un fruto tan temprano como inesperado: los alumnos armaron una biblioteca y la donaron a ese espacio cultural.
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El segundo escenario alejado del centro es en Tafí Viejo. Allí se da un taller sobre identidad y el colectivo SubCoop hará una acción en conjunto con los vecinos: instalarán gigantografías en los paredones exteriores del inmueble.
LA NACION