Al rescate de Oscar Bony y un disparo que convulsionó el arte
Una muestra del videasta Andrés Denegri recupera en el Macba la figura del fotógrafo reconocido en los años del Di Tella y por su serie de retratos baleados
Dos antiguos proyectores emiten una imagen potente: un hombre apunta con una pistola 9 milímetros y dispara un tiro sin dudar. En los segundos posteriores al estruendo, su rostro se contrae por un instante para, enseguida, volver a aflojarse. La escena impacta por su realismo y por el modo en el que se presenta: la misma imagen aparece duplicada en la pantalla, por efecto del doble proyector de formato Súper 8. Pero, además, están en espejo: en la película de la derecha, el hombre apunta hacia la izquierda y en la de la izquierda, hacia la derecha. Así, el protagonista se dispara a sí mismo.
La instalación Bony Áyax es la obra central de la muestra Instante Bony, del cineasta experimental Andrés Denegri, ganadora del Gran Premio en la última edición del Salón Nacional de Artes Visuales. Con curaduría de Rodrigo Alonso, la exhibición en homenaje al artista Oscar Bony ocupa una de las salas del Museo de Arte Contemporáneo de Buenos Aires (Macba). Producida junto con la galería emergente Klön, se puede visitar hasta fines de febrero.
Con Bony Áyax, Denegri evoca la obra 60 metros cuadrados y su información, una instalación de Bony conformada por un proyector que exhibía en forma constante una misma imagen: un fragmento de alambre tejido. Con ese trabajo conceptual, el artista participó del ciclo Experiencias Visuales 1967 del Instituto Di Tella. En 1968 presentaría su polémica y ya célebre instalación "viva" La familia obrera. Estas dos obras (la instalación fílmica y una fotografía que reproduce La familia obrera) forman parte de la colección permanente del MoMA y se exhibieron al público en el marco de Transmissions: Art in Eastern Europe and Latin America, 1960-1980, hasta el 3 de enero.
Trece años después de la muerte de Bony, y a ocho de la retrospectiva El Mago, curada por Marcelo Pacheco en el Malba, la muestra de Denegri no sólo rescata la figura del fotógrafo, sino que aborda un trabajo particular realizado a fines de los años 90: la serie Fusilamientos y suicidios, integrada por autorretratos baleados.
En 1998, cuando Bony desarrollaba su proyecto visual sobre la muerte y la violencia, Denegri tuvo la oportunidad de filmar el peculiar proceso de trabajo. El cineasta, egresado y docente de la Universidad del Cine, director de la Bienal de la Imagen en Movimiento y programador del ciclo "El cine es otra cosa" del Museo de Arte Moderno de Buenos Aires (Mamba), vivió en aquella época en la casa-taller de Bony en San Telmo. Por eso pudo registrar, paso a paso, la producción de los autorretratos que Bony marcó con disparos de una pistola 9 milímetros. A partir de ese material fílmico, Denegri creó obras en diferentes soportes (un corto, una instalación, un documental, varias fotografías) que reflejan el preciso instante en el que el artista apunta contra su imagen retratada y acciona el arma.
"Conocí a Bony a través del coleccionista Claudio Golonbek. Bony ya venía trabajando con el recurso del disparo y yo había visto las obras terminadas con las marcas de las balas. En su casa, donde viví durante casi un año, pude ser testigo de la parte performática del proceso. Desde mi habitación del primer piso, escuchaba los tiros", cuenta Denegri. Pensó, entonces, en filmar en Súper 8 para tener un registro documental del trabajo. No sabía qué destino le daría a ese material. A fines de 2012, Denegri se enteró a través de Golonbek de que su filmación de la serie de los disparos era, posiblemente, la única que se conservaba. El cineasta mandó a digitalizar la cinta y así se reencontró con el universo Bony. "Cuando volví a ver el material advertí que podía aislar los fotogramas de la secuencia y tener el momento exacto del disparo, el segundo anterior y el posterior."
Al ingresar en la sala del Macba que habitualmente se usa para proyecciones, lo primero que llama la atención es la instalación Bony Áyax. También, la obra Con una sola, basta (1998), un enorme retrato de Bony con la marca de un tiro en medio de la frente, que pone en contexto la idea central de la muestra. En dos paredes se ubican los trabajos fotográficos: Tres tiros, un tríptico creado con cinco fotogramas de aquella filmación de 1998. Cada serie muestra distintos planos del cuerpo de Bony al momento del disparo: sus manos con la pistola, su cuerpo y su rostro. Tercer tiro es un díptico centrado en el plano medio de Bony y en cómo queda su autorretrato al ser perforado por la bala. Otra de las imágenes lleva el título de la muestra: Instante Bony captura el momento preciso del disparo.
"Elegimos esta sala del Macba para montar las obras de Denegri, un artista de nuestra galería, porque nos permitía una mayor circulación de público y un plazo más largo de exhibición", explica Candela Rubino, de Klön Gallery, que coproduce la muestra. El museo convocó a Rodrigo Alonso como curador invitado. Alonso, vinculado con el proyecto desde hace tiempo ya que fue amigo de Bony y conoce a Denegri desde la época en la que vivía en la casa-taller del fotógrafo, diseñó un recorrido visual que establece vínculos entre las diferentes obras. "Me interesa mucho la relación entre los trabajos de estos dos artistas, que comparten el desmontaje de la representación y la puesta en evidencia de los medios que utilizan. Todo funciona en contrapunto con una obra de Bony que lleva un título bastante irónico, Con una sola, basta", dice.
Un documental de 30 minutos (Cerca de Bony) y un corto de dos minutos (Instante Bony) completan la muestra. Vale la pena tomarse un tiempo, sentarse en la butaca y escuchar con los auriculares disponibles el audio del documental. Allí se lo puede ver a Bony en la trastienda de su atelier, en una visita por una muestra de Lucio Fontana y en un viaje por el río en Tigre, siempre reflexionando sobre el devenir del arte y su vinculación con la sociedad y la política.
El artista, según Rodrigo Alonso
- Oscar Bony (1941-2002) era un artista provocador y muy atento a su entorno político-social. Le gustaba mucho incomodar. Pero al mismo tiempo llevaba adelante una profunda reflexión sobre el arte contemporáneo, sobre la fotografía y el retrato. Con los disparos a sus retratos ponía de manifiesto el soporte con el que trabajaba, pero también realizaba un homenaje a Lucio Fontana y su arte antiilusionista.
PARA AGENDAR
- Macba (Av. San Juan 328). Lunes a viernes, de 12 a 19; sábados y domingos, de 11 a 19.30 (martes cerrado). Hasta el 28 de febrero Entrada: $30.
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