Semidesnudos adentro de una jaula dorada, en la Plaza Colón de Madrid, los aborígenes se exhiben como trofeos. El público les da de comer o paga por verlos bailar, escucharlos hablar una lengua extraña o tomarles fotos. Esa pareja proveniente de Guatinau, una isla del Golfo de México que pasó desapercibida para los exploradores europeos, escribe en una laptop, mira televisión, cose muñecos de vudú y levanta pesas ante la mirada de decenas de personas que los miran con gestos de curiosidad, sorpresa o indignación. Algunos, incluso, lloran.
Es el año 1992 y gran parte del mundo celebra el quinto centenario del "descubrimiento" de América. Ellos prefieren burlarse. Dos amerindios no descubiertos en Occidente se titula la performance impulsada por Coco Fusco, artista descendiente de cubanos y nacida en Nueva York, y su colega mexicano Guillermo Gómez Peña. Recorre Estados Unidos, Europa y Australia hasta llegar a Buenos Aires: en agosto de 1994, la jaula dorada con sus exóticos prisioneros se ve desde la vereda de la Avenida Callao al 300, sede de la Fundación Banco Patricios.
El registro de aquella odisea que desafió prejuicios es reunido ahora por el Malba en la segunda muestra de La historia como rumor, ciclo virtual dedicado a la performance. Con fotografías, videos y testimonios de testigos directos, abarca también material de archivo que se remonta a fines del siglo XIX. Francisco "Perito" Moreno pidió entonces al gobierno nacional la custodia de los caciques tehuelches Foyel e Inakayal y sus familias –apresados durante la Campaña del Desierto y cautivos en Tigre– para alojarlos con "propósitos científicos" en el flamante Museo de La Plata. Entre ellos Margarita Foyel, quien "pasó los últimos tres años de su vida expuesta como una pieza viva ante los visitantes".
"Durante los últimos quinientos años se ha exhibido a seres humanos no-occidentales en tabernas, teatros, parques, museos, zoológicos, circos y exposiciones mundiales de Europa, y en freak shows de los Estados Unidos -decía el folleto que acompañaba la performance-. El primer gestor de este género fue Colón, quien llevó a varios arahuacos a la Corte de España y dejó a uno de ellos en exhibición durante dos años".
"Se trata de un proyecto de una relevancia crucial en los tiempos que estamos viviendo -opina el artista Leandro Katz en un uno de los videos incluidos en la muestra-, y que nos hace cuestionar nuestros más íntimos sentimientos sobre cómo se nos ve y cómo nosotros vemos a los demás".
Para agendar:
Restituciones, memorias y derechos humanos: encuentro con el Colectivo GUIAS (Grupo Universitario de Investigación en Antropología Social). Jueves 19 de noviembre, a las 18. Actividad gratuita vía Zoom con inscripción previa.
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