Antológica de Duchamp en Proa

Pocas manifestaciones del arte del siglo XX no le deben algo a Marcel Duchamp. Este pequeño burgués oriundo del norte de Francia, que amaba el ajedrez, la alquimia, el silencio, el humor y las letras sigue despertando pasiones cada vez más fuertes entre artistas, teóricos y curadores de todo el mundo. La prueba es la megamuestra que la Fundación Proa promete para principios del año 2008 y con la que piensa inaugurar un espacio hipertecnológico ampliando su tradicional sede boquense. Ya desde hace unos años Adriana Rosenberg -directora y factotum de la fundación- está trabajando en esta muestra junto a Jorge Helft y la curadora Elena Filipovic. En su bunker de San Telmo, Helft tiene una sala dedicada a Duchamp y sus seguidores, pero además es un conocedor agudo no sólo de la producción sino también del impacto que este creador ha tenido en el arte del siglo XX y XXI; a partir de su iniciativa este proyecto está tomando cuerpo.

En una reciente visita a Buenos Aires, Filipovic tuvo oportunidad de visitar la muestra curada por Marcelo Gutman -otro fanático duchampiano que invitó a artistas locales a repensar la obra del francés- en el Fondo Nacional de las Artes y adelantó que la exhibición de Proa buscará atravesar la producción del creador del ready-made desde todas las perspectivas teóricas posibles. Un esfuerzo notable es la recolección de obras de diferentes museos y colecciones privadas, entre los museos cabe citar al de Philadelphia -que posee las más significativas -, el de Arte Moderno de Estocolmo -que prestará el "Gran Vidrio"-, el de la Universidad de Indiana, el de la Ciudad de París y el Universitario de Northwestern. La hija política de Duchamp, Jacqueline Matisse Monnier, ha colaborado en un aspecto central: el archivo del artista que ella conserva. La curadora promete reunir más 140 obras entre objetos, fotografías y documentos sin que esto implique el concepto de muestra retrospectiva, pues a Filipovic le interesa el período que se inicia alrededor de 1913-14 con la creación del primer ready-made, es decir un objeto industrial elevado al podio de "obra de arte".

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