Contra viento y marea, la poesía
El título del primero de estos volúmenes provoca en mí el prejuicio más nefasto, que es el prejuicio de no tener prejuicios. Es como decirme a mí mismo que nada queda en mí de victoriano o decimonónico y que cuanto más procaz resulte un texto mejor lo valoraréÉFinalmente decido leer primero los otros textos, Pintura negra y otros dos publicados junto con Cierta curiosidad por las tetas: Instrucciones para la noche de bodas y Fiesta rara. Me encuentro en todos con poemas de insólito valor conceptual y formal, lo que me permite volver a la "cierta curiosidad" seguro de que el autor no ha intentado ni épater les bourgeois ni escandalizar. Por otra parte, la primera edición de este libro es de 1989 y no recuerdo que nadie se haya asustado hace casi diez años. Además, el título es un verso de nuestro insospechable César Fernández Moreno en Ambages, y adquiere su verdadera relevancia por tratarse del último punto de una especie de decálogo de Don Juan, donde el gran amador, que cree saberlo todo acerca de las mujeres, confiesa que siempre queda un último, insondable y maravilloso misterio en el bello sexo.
En Cierta curiosidad por las tetas está la impronta de un gran poeta: Oliverio Girondo. Suyos son muchos ritmos y cadencias, suya la audacia de usar palabras que tantos rechazan para escribir cosas que a veces (oh, cobardía) ni siquiera se pronuncian en la más secreta intimidad. Creo que Oliverio habría aplaudido a Reynaldo, pero creo también que debo hacer una advertencia: los que piensan que la poesía vuela entre cisnes, nada entre delfines y camina entre príncipes y princesasÉ mejor prescindan de este libro.
Instrucciones para la noche de bodas (1992) y Fiesta rara (1996) completan el volumen, con piezas que -siempre dentro de ritmos adecuadamente musicales- oscilan entre el cinismo y la piedad con implacable lucidez. Pero es en el segundo libro, Pintura negra, cuyo subtítulo es Poemas de Goya , donde Sietecase se encarna en el gran artista español para pintar con palabras los tormentos que aquel trazaba con pincel. El poeta ve desde sus propios ojos pero, al mismo tiempo, ve desde los ojos de Goya, está dentro y fuera de él, conmueve con el dolor, con la miseria y con la impotencia al describir cuadros que "duelen" a la mirada y al corazón.
Reynaldo Sietecase (Rosario, 1961) es un joven pero experimentado periodista y escritor. Como periodista trabajó en distintos países de América, Europa y Medio Oriente. Ha publicado otros libros de poesía y dos de relatos: El viajero huye (1992)y Bares: barcos en tierra a orillas del Paraná (1997). Es editor de la revista Veintidós .