
Cuadros y pantallas
Rivas, Golder y Denegri exhiben videos en el Espacio Telefónica; Diego Gravinese presenta complejas pinturas en Zavaleta Lab
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Con el título Cita, Diego Gravinese expone en la Galería Zavaleta Lab un conjunto de pinturas figurativas o abstractas, por momentos tanto abstractas como figurativas, que muestran su adhesión a un principio sustentado por el alemán Gerhard Richter: "El arte no tiene nada que ver con la expresividad personal, la composición o el color".
Las telas, pintadas al óleo, con esmalte sintético o acrílico, son transcripciones de escenas fotográficas en las que aparecen mujeres jóvenes, también algunos hombres, desnudos o vestidos, involucrados en diferentes acciones banales, por lo general placenteras. Casi todos los personajes tienen los ojos cerrados, cubiertos, o están fuera de los límites de la tela.
La realización de las obras, con una técnica consumada, es precisa, sin errores. Algunas piezas son dípticos o trípticos, con temas sin correspondencia. En ocasiones las escenas están cubiertas de manera parcial por anchas pinceladas y chorreados de pintura que recuerdan las maneras arbitrarias y gestuales del expresionismo abstracto.
Un tríptico titulado Es que nunca vamos a descansar está integrado por una tela con tres personajes cuyas cabezas no se ven, sentados frente a una mesa; en otro cuadro, en el sector bajo, una mujer maquilla a otra, la escena está cubierta en su totalidad con un verde transparente. El lado derecho del conjunto es una pintura abstracta.
Para el artista no hay diferencias entre la figuración y la abstracción; algunas veces, esta última, con manchas, chorreados o goteados, le sirve para negar la información explícita de las fotografías "copiadas". De esta manera, cuestiona la objetividad fotográfica y la relación fotografía-pintura.
Diego Gravinese (La Plata, 1971) presentó su primera exposición individual en 1992; dos años más tarde obtuvo un considerable reconocimiento con la muestra Todos necesitan una Madonna, realizada en el ICI. En 1999 y 2000 expuso en la galería De Chiara/Stewart en Nueva York.
(En Galería Zavaleta Lab, Arroyo 872, hasta el 10 de diciembre.)
Videoinstalaciones
En el Espacio Fundación Telefónica se exhiben videoinstalaciones de tres artistas que en los últimos años han obtenido un indudable reconocimiento en este género: Andrés Denegri, Gabriela Golder y Silvia Rivas. La obra de cada uno de ellos, con lenguajes y significados diversos, remite al paisaje (un género tradicional de la pintura) en alguna de las acepciones que da para ese término el Diccionario de la Real Academia Española: "1. Extensión de terreno que se ve desde un sitio. 2. Extensión de terreno considerada en su aspecto artístico. 3. Pintura o dibujo [¿por qué no video?] que representa cierta extensión de terreno".
Gabriela Golder (Buenos Aires, 1971) exhibe una videoinstalación titulada Intemperie (23 minutos), integrada por dos pantallas enfrentadas, con un espacio real que habita el espectador, protagonista involuntario de la escena. La proyección muestra un desolado paisaje rural. La visión es en extremo lenta, con un plano único. Por momentos el campo se puebla de vacas o caballos; una frase de Paul Celan, escrita con grandes letras sobre fondo negro, interrumpe apenas la calma. Las escenas, que parecen no tener fin, son intencionalmente tediosas.
La videoinstalación de Andrés Denegri (Buenos Aires, 1975), con el título Uyuni (8 minutos), está integrada por dos pantallas adosadas en las que se ven escenas de un pequeño y misérrimo pueblo boliviano. Una proyección muestra las calles y casas con la definición habitual, la otra refleja detalles; todo es apenas visible, vago, velado (el primer registro fue realizado en película cinematográfica súper 8 mm, el otro en video analógico HI-8). Un diálogo, en tono muy bajo, de una pareja varada en ese paraje olvidado, se asocia a la breve escena contribuyendo a la construcción del sentido.
Silvia Rivas (Buenos Aires, 1957) presenta la videoinstalación Pequeño acontecimiento (3,30 minutos), compuesta por cuatro pantallas y una proyección sobre el piso. Los videos exhiben grupos de jóvenes de las villas urbanas marginales, retratados sobre fondos negros y, de manera sucesiva, la basura desparramada durante la madrugada en las calles de la ciudad. Todo se sucede rápidamente en las pantallas enfrentadas. El espectador, cuando transita por el interior de la instalación, apenas puede decodificar las imágenes que se suceden. Además, los reflejos luminosos parecen invadirlo, se adhieren a sus ropas como espantajos inesperados.
Las obras de la muestra fueron realizadas por los artistas durante una estadía en el Wexner Center for the Arts, en Columbus, Ohio, Estados Unidos. La curaduría estuvo a cargo de Laura Buccellato, directora del Museo de Arte Moderno de Buenos Aires.
(En Espacio Fundación Telefónica, Arenales 1540, hasta el 15 de enero de 2006.)
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