El misterio de Yabrán
DON ALFREDO Por Miguel Bonasso (Planeta)-446 páginas- ($ 20)
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LA misteriosa vida de Alfredo Yabrán -y, más que nada, su enigmática muerte- forman parte de uno de los costados torturantes de la historia argentina reciente. Pocos misterios resultan tan difíciles de desentrañar como el de este entrerriano codicioso y sagaz, nacido en Larroque en el seno de una familia de origen libanés, convertido en pocos años en el más próspero de los empresarios postales y lanzado violentamente a la fama en 1995, cuando el dedo fulminante de Domingo Cavallo lo señaló ante el Congreso Nacional -y ante el país entero- como el jefe de todas las mafias que operan en la Argentina.
Hacía falta un trabajo de investigación riguroso, que se abriera camino en la enmarañada biografía personal de Yabrán para tratar de iluminar sus tramos más oscuros, sin prejuicios políticos distorsionantes y con el mayor acopio posible de testimonios y revelaciones de razonable confiabilidad.
Es justamente eso lo que ha logrado Miguel Bonasso en este libro excelente, en el cual ha ido armando el puzzle de la historia personal del Cartero -como solía llamarse a sí mismo el sigiloso dueño de Ocasa- con una doble preocupación: conservar el máximo de objetividad en la recolección de datos y, al mismo tiempo, proporcionar al lector un material que tuviera la calidez y la fuerza del mejor género narrativo.
Sería un error, sin embargo, considerar a Don Alfredo como una novela biográfica. No lo es: Bonasso ha evitado desbordarse hacia la ficción novelística, lo que habría perturbado la finalidad esencial de su trabajo, que es servir del mejor modo posible al esclarecimiento de hechos y cuestiones de crucial importancia para el conocimiento de nuestra realidad política, social y cultural.
Pero no ha caído tampoco en el facilismo de ceñirse a una exposición testimonial o documental fría y descarnada. Todo lo contrario: Don Alfredo es un libro estructurado en clave narrativa, de modo que el lector encuentra en él esa palpitante reconstrucción de la vida que sólo los relatos novelísticos son capaces de brindar. El mejor ejemplo de lo que se puede avanzar en esa dirección sin frustrar el objetivo testimonial de un relato es la conmovedora entrevista con el Toto Yabrán, hermano del empresario muerto, que aporta -en el final del libro- algunos elementos emocionales decisivos para la mejor comprensión de la historia del Cartero.
Así, manteniendo un estimulante equilibrio entre la pura investigación de la realidad y la recreación con mínimos toques de subjetividad novelística, el autor ha conseguido estructurar una obra fuertemente atractiva, que hace concesiones a la buena literatura sin obstaculizar el acceso al conocimiento efectivo de la historia de Yabrán y de su intrincada relación con el poder político y económico de la dura y veleidosa Argentina que le tocó vivir.
La mayor parte de los hechos descriptos por Bonasso parecen, a esta altura, incontrovertibles. Sólo unos pocos admiten la discrepancia y la discusión. ¿Qué participación le cupo a Yabrán en el asesinato de José Luis Cabezas? ¿Fue Don Alfredo un auténtico supercerebro del hampa o fue más bien una víctima de intrigas urdidas por un imperio infinitamente más poderoso que su mafia casera de correos, controles aduaneros y agentes de seguridad más o menos tenebrosos? ¿Se suicidó en Entre Ríos por su propia voluntad o fue inducido por alguien a tomar esa determinación?
Bonasso arriesga pistas y teorías sobre cada uno de esos puntos, que el lector puede compartir o no. Pero más allá de que se coincida o se discrepe en su interpretación de algunos hechos o situaciones, hay algo indudable y es que el Yabrán que nos presenta -alejado de todo extremismo fácil y de todo maniqueísmo ingenuo- tiene la fuerza de un personaje amasado con auténtico barro humano. No es poco haber logrado eso en un libro que, al mismo tiempo, ha sabido mantenerse fiel, en todo momento, a su misión esencial, que es investigar la realidad con imparcialidad y responsabilidad.





