En el nombre del hijo
LA seriedad con que ha sido encarado este trabajo de investigación sobre la muerte del hijo del ex presidente Carlos Menem permite calificarlo como exhaustivo. El apéndice documental lo demuestra con sus referencias, encabezadas por el llamado "Informe Luckow". Transcurridos más de cinco años desde la caída del helicóptero conducido por Junior y la trágica agonía de éste en el hospital San Felipe, las dudas sobre las causas reales de este dramático acontecimiento siguen configurando aún un enigma.
Entre la hipótesis de que el siniestro ocurrió como consecuencia de un accidente y la que lo atribuye a un atentado, esta última parece haberse afirmado en los últimos tiempos por la tenaz y vehemente denuncia de Zulema Yoma, acerca de los intrincados intereses creados de que habría sido víctima su hijo.
Nada autoriza, sin embargo, a formular conclusiones definitivas. La lectura de la obra -basada en el expediente a cargo del juez federal de San Nicolás, Carlos Villafuerte Ruzo- tiene por momentos ribetes de relato de suspenso, debido a la capacidad narrativa del autor.
En el epílogo, Margulis resume las principales conjeturas manejadas a propósito de los posibles responsables, directos o indirectos, de la presunta confabulación: una venganza musulmana a raíz del incumplimiento, por parte del ex presidente Menem, de su promesa de envío de armas a Libia; el conocimiento por Junior de turbios aspectos del "negocio de la noche", explotado por conocidos personajes de ese ambiente; el descubrimiento por Carlos Menem de entretelones sospechosos en lo concerniente al tráfico de armas; la intención de venganza de una banda de narcotraficantes vinculada con el Cartel de Medellín, al quedar privada de la protección del ex presidente; una represalia del Mossad, servicio secreto de Israel, por el no esclarecimiento de la destrucción de la Embajada de ese país y de la AMIA.
Junior no es sólo la biografía, adornada con peripecias de amor y riesgo, de su desaparecido protagonista. Es, además, un esfuerzo logrado por penetrar en las intimidades, a veces tortuosas, de las maniobras urdidas por el caudillo riojano para permanecer en el poder. En el claroscuro de esa gestión, Margulis ha desentrañado, por cierto, las zonas más reprobables.
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