En Proa se recorre el tiempo
Veronese, Tiziano, Kieffer, Macchi, Ferrari, Kuitca, Neto y Testa, ¿juntos en la misma sala? Sí. "El tiempo ignora las fronteras temporales y geográficas", dice el curador Giacinto de Pietrantonio, que ha volado de Bergamo a Buenos Aires para montar la muestra "El tiempo del arte", en las salas de Proa hasta el 3 de enero de 2010. La nueva sede de La Boca, ampliada bajo la batuta del arquitecto milanés Bepe Caruso, luce en todo su esplendor. Es sábado por la noche y "una corta brisa ecuestre", diría Lorca, cruza la terraza llena de gente, con vista al puente transbordador.
Paolo Rocca, número uno de Tenaris, auspiciante de la muestra y de la institución, ha sido el gran impulsor de este encuentro entre las colecciones de la Academia Carrara y la Galería de Arte Contemporáneo de Bergamo, con arte latinoamericano actual procedente de las colecciones del Malba, Vergez, Liprandi y Guglielmino, entre otras.
Detrás de la escena, pero moviendo con eficacia todos los hilos, ha estado Adriana Rosenberg, presidenta de Proa. Sonriente, recibe los halagos de la crítica y del público mientras sube por la escalera de pino oregón empinada en sus altísimos tacos de Ferragamo.
Pietrantonio hilvanó la recorrida, que va del retrato del papa Inocencio X de Velázquez hasta el corazón encendido de Sergio Avello, con la obra del conceptual Ben Vautier (Nápoles 1935).
Esos textos corrosivos ("El poder ama mirarse en su propio espejo", "Tengo el derecho de ser malo") van tejiendo una trama verosímil entre vida cotidiana, cuerpo, amor, mente, poder, odio y muerte. Los módulos son excusas para reunir en un corpus muy singular obras de arte que no tienen nada que ver entre sí, pero que en su excluyente permanencia justifican la reflexión del historiador Didi-Huberman en el prólogo del catálogo: "Ante una imagen tenemos humildemente que reconocer que probablemente ella nos sobrevivirá; que ante ella somos el elemento frágil, el elemento de paso. Que ante nosotros esa imagen es el futuro: tiene más memoria y porvenir que el ser que la mira".