Entre el bosque y el mar: lanzan Pinamar Contemporáneo, un nuevo programa de obras de arte en el espacio público
Comenzará con instalaciones site specific de Matías Duville y Leandro Erlich, y tendrá curaduría de Andrés Duprat y el colombiano José Roca; además, se anunció la segunda edición del Premio #2254 junto a arteba
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En el umbral de la temporada de verano, se lanzó este fin de semana Pinamar Contemporáneo, un nuevo programa de arte pensado para intervenir el espacio público de la ciudad con obras creadas específicamente para su territorio. Iniciativa de Pinamar SA, está curado por Andrés Duprat (director del Museo Nacional de Bellas Artes) y el colombiano José Ignacio Roca. El proyecto propone activar playas, bosques, accesos urbanos y recorridos cotidianos a través de instalaciones e intervenciones artísticas que dialogan con el paisaje, la arquitectura y la vida diaria, por fuera del circuito tradicional de museos y galerías de las grades ciudades.
La iniciativa se organizará en temporadas y buscará ampliar el calendario cultural más allá de la lógica estacional del verano. La primera edición, sin fecha definida aún, prevé la realización de seis obras nuevas para el espacio público: cinco producidas por invitación y una surgida del Premio Pinamar Contemporáneo #2254, que tendrá su segunda edición y se integra formalmente al programa. Algunas de las intervenciones se incorporarán de manera permanente, mientras que otras serán temporarias, con un plazo estimado de seis meses.
Para Duprat, director artístico del programa, el arte en el espacio público permite una relación distinta con las obras. “Cuando uno va a un museo ya está preparado para encontrarse con un objeto artístico. En la ciudad sucede otra cosa: la obra aparece sin pedir permiso, en medio de la vida cotidiana, y eso activa un primer extrañamiento”, señaló. Esa irrupción, explicó, saca al arte de un nicho específico y lo pone en contacto con públicos que no necesariamente frecuentan instituciones culturales. “El arte no es una cosa de élite ni solo para expertos: está ligado a la vida y sus beneficiarios somos todos”, agregó.

Roca, curador invitado, retomó esa idea y la vinculó con su experiencia en proyectos internacionales de arte y ciudad. Según explicó, el espacio público es un lugar donde el encuentro con la obra se produce de manera inesperada y donde el arte puede generar transformaciones que no dependen únicamente del objeto, sino también del tiempo y de la convivencia cotidiana. En ese sentido, subrayó la importancia de pensar intervenciones que no se agoten en el evento, sino que permitan una relación prolongada con el entorno y con quienes lo habitan.
La primera tanda de artistas confirmados marca el perfil y la ambición del programa. Entre ellos se encuentran Matías Duville, representante argentino en la Bienal de Venecia 2026, y Leandro Erlich, una de las figuras más reconocidas del arte contemporáneo argentino a nivel internacional. Se suman además la artista mexicana Tania Candiani, conocida por sus trabajos con tecnología en desuso y sonido en el espacio público, y la colombiana María Elvira Escallón, con una extensa trayectoria en intervenciones vinculadas a la naturaleza y el paisaje. Los proyectos que desarrollen serán concebidos específicamente para Pinamar y sus distintos ecosistemas: el bosque, la playa, el tejido urbano y las zonas de transición.
La curaduría, explicó Duprat en diálogo con LA NACION, no parte de la selección de obras cerradas, sino de la elección de artistas a partir de su universo poético y su capacidad de imaginar proyectos situados. “No se trata de elegir un nombre, sino de pensar qué puede ser interesante para Pinamar dentro de la poética de cada artista. Son proyectos site specific, pensados para este lugar”, señaló. En ese sentido, remarcó que el riesgo y la novedad se concentran especialmente en el premio abierto, mientras que los artistas invitados cuentan con trayectorias consolidadas.
El Premio Pinamar Contemporáneo #2254, desarrollado en alianza con Fundación arteba y con curaduría de Solana Molina Viamonte, tendrá su segunda edición entre fines de diciembre y principios de enero, cuando se abrirán las bases para artistas de todo el país. El certamen seleccionará cinco proyectos finalistas, que recibirán apoyo para su desarrollo, y una obra ganadora que será producida e instalada en el Vivero Forestal de Pinamar o sus inmediaciones. La propuesta apunta a obras que trabajen con un entorno vivo, cargado de memoria y percepción, y que integren al público como parte del proceso.
La primera edición del premio tuvo como ganador al artista Donjo León, cuya obra Albor de árbol —un relicario construido a partir de un tronco caído— se incorporó al parque escultórico del vivero y dialoga con los ciclos de la naturaleza y el origen mismo de la ciudad. Ese antecedente funciona ahora como base para una continuidad que busca consolidarse en el tiempo.

La iniciativa se apoya, además, en una tradición que Pinamar viene construyendo desde hace décadas. La ciudad cuenta con un parque escultórico a cielo abierto que reúne obras de artistas argentinos y extranjeros, integradas al bosque, al frente marítimo y a distintos espacios urbanos. Lejos de funcionar como piezas aisladas, esas esculturas forman parte del paisaje cotidiano y del modo en que Pinamar se recorre y se experimenta, tanto para quienes viven allí como para quienes la visitan.
Ese entramado previo es clave para entender el alcance de Pinamar Contemporáneo. No se trata de inaugurar un circuito desde cero, sino de dar un paso más en una política cultural que piensa el espacio público como lugar de producción artística y no solo de exhibición. En ese sentido, el nuevo programa busca articular esa herencia escultórica con prácticas contemporáneas, proyectos temporarios y nuevas lecturas del territorio, ampliando la escala y el diálogo con escenas artísticas nacionales e internacionales.
Para Duprat, uno de los aspectos centrales del proyecto es su vocación de continuidad. “Lo importante es que no sea un evento aislado, sino una política cultural sostenida en el tiempo”, afirmó. La participación de Pinamar S.A., empresa fundadora de la ciudad, aparece en ese sentido como una garantía de proyección a largo plazo. “Que cada edición deje una obra permanente y que otras se renueven permite construir algo que crece y se transforma”, señaló.
Con Pinamar Contemporáneo, la ciudad costera espera posicionarse como un escenario activo para la producción contemporánea, donde paisaje, comunidad y creación artística se piensan de manera integrada.
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