Gérard Genette: murió el gran teórico del arte de narrar
Hoy al mediodía se informó que, a los 87 años, había muerto en París Gérard Genette, uno de los últimos sabios de la literatura. Había nacido en la capital francesa el 9 de junio de 1930. Fue discípulo de Roland Barthes y de Claude Lévi-Strauss, profesor de literatura francesa en la Sorbona y, tiempo después, director de programas de enseñanza en la Escuela Práctica de Altos Estudios. Junto con Tzvetan Todorov y Hélène Cixous fundó la revista Poétique, publicación que al comienzo estaba orientada a los análisis semiológicos de los discursos, sobre todo el discurso literario. Más adelante, la revista se enfocó también en el cine, las artes, la historieta y la performance. En 1970, con Todorov inauguró una colección de teoría literaria de la editorial Seuil con el mismo nombre, donde publicaron Julia Kristeva, Jean Ricardou y Michael Riffaterre, entre muchos otros.
Crítico literario, editor, docente y autor de una decena de libros fundamentales sobre el arte de narrar y la relación de la literatura con otras artes, sobre las posibilidades de pensar que posee la ficción y el estatuto de la obra artística, Genette deja una obra rica en posibilidades de desarrollo. En los cinco volúmenes de Figuras, aplicó un método que al comienzo "pecaba" de estructuralista pero que, con el paso de los años, adquirió mayor libertad y osadía en las hipótesis. En Palimpsestos. La literatura en segundo grado, quizás su obra más rica para los amantes de la literatura, consagró la hipertextualidad como una manera de acceder al sistema de las artes. De hecho, "hacer sistema" era una de las premisas favoritas de Genette. "La hipertextualidad no es más que uno de los nombres de esta incesante circulación de los textos sin la que la literatura no valdría una hora de pena", escribió en las conclusiones de esa obra publicada en 1982.
Amante del free jazz, de la pintura holandesa de los siglos XVI y XVII, del Quijote y de En busca del tiempo perdido, de las obras de Gustave Flaubert, Jorge Luis Borges y Alain Robbe-Grillet, Genette aspiraba a ser el Chateaubriand de la teoría estética del siglo XX. Dominaba distintos tonos: la formalización estricta y las aproximaciones suaves e informadas, las clasificaciones originales y los rigores que la historia de la literatura impone. Se lo señalaba como uno de los padres de la narratología moderna; en 2006 escribió con ironía sobre ese término (que él ayudó a acuñar). En Bardadrac, un recorrido literario pleno de humor, ternura y lucidez, la definió como una "seudociencia perniciosa" (aunque en verdad no es más que la disciplina que estudia técnicas y estructuras narrativas que derivan de una obra a otra, incluso con una distancia de siglos como ocurre con la Odisea homérica y el Ulises de James Joyce).
Entre sus obras asequibles en español, además de Palimpsestos, se puede encontrar Umbrales, de 1987, donde analiza las instancias que rodean la obra literaria, desde los títulos hasta las dedicatorias y de los prólogos a los epígrafes. En los dos tomos de La obra de arte, Genette ensayó una tentativa de filosofía estética inspirada tanto en Aristóteles como en Nelson Goodman.
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