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J. K. Rowling: “Los hombres son los que más se han beneficiado de la ideología de la identidad de género”

Para la autora británica, estas políticas socavaron la libertad de expresión, la verdad científica, los derechos de los homosexuales y la dignidad de las mujeres y las niñas; aconseja hacer “una limpieza” en redes sociales

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LA NACIONDaniel Gigena
J.K. Rowling
La escritora J.K. RowlingArchivo

Tras la firma del presidente estadounidense Donald Trump de la orden que prohíbe la participación de atletas transgénero en deportes femeninos, la escritora británica J. K. Rowling, adalid en la lucha contra las políticas del “wokismo” y la “ideología de género”, reflexionó en redes sociales sobre la decisión de Trump. La escritora no hizo referencia a las modificaciones a la ley de identidad de género anunciadas por el presidente Javier Milei que los simpatizantes del oficialismo celebran en redes con hashtags como #ChauLocuraDeGenero.

“Felicitaciones a cada una de las personas de izquierda que han estado haciendo campaña para destruir los derechos de las mujeres y las niñas. Sin ustedes, no habría imágenes como esta”, ironizó hoy la escritora en su cuenta de X. La publicación adjunta la foto de Trump rodeado de niñas y adolescentes blancas vestidas con indumentaria deportiva, durante la firma del decreto.

La directiva trumpiana, que se anunció en el Día Nacional de la Mujer y la Niña en el Deporte, se titula “Keeping Men Out of Women’s Sports” (Mantener a los hombres fuera del deporte femenino) y ordena al Departamento de Justicia que prohíba a las niñas y mujeres trans participar en deportes escolares femeninos de acuerdo a la interpretación de Trump del Título IX, una ley contra la discriminación sexual en la educación. “No nos quedaremos de brazos cruzados viendo cómo hombres golpean y maltratan a atletas femeninas”, dijo. Se estima que el gobierno estadounidense enfrentará demandas judiciales.

Durante los Juegos Olímpicos de París en 2024, tanto Trump como Rowling (también Elon Musk) condenaron la participación de la boxeadora argelina Imame Khelif en la competencia. En su defensa de la italiana Angela Carini, la escritora definió a Khelif como “un hombre que golpea a una mujer”.

A continuación, en otra publicación en su cuenta de X, Rowling se explayó sobre una cuestión que mantiene ocupadas a las autoridades de Estados Unidos y la Argentina, la lucha contra la identidad de género. Para muchos intelectuales (entre otros, el escritor chileno Cristian Alarcón, la escritora estadounidense Joyce Carol Oates y su colega Claudia Piñeiro), los políticos están dando una batalla demasiado agresiva contra una pequeña minoría. Rowling no está de acuerdo con ese punto de vista.

“La frase ‘¿por qué te preocupas por una pequeña fracción de la población?’ es, y siempre fue, absolutamente ridícula -dice Rowling en referencia a las respuestas de seguidores y usuarios de X-. La ideología de género ha socavado la libertad de expresión, la verdad científica, los derechos de los homosexuales y la seguridad, la privacidad y la dignidad de las mujeres y las niñas. También ha causado daños físicos irreparables a niños vulnerables. Nadie votó a favor de la ley, la gran mayoría de la gente no está de acuerdo con ella, pero ha sido impuesta desde arriba por políticos, organismos de salud, académicos, sectores de los medios de comunicación, celebridades e incluso la policía. Sus activistas han amenazado y ejercido violencia contra quienes se han atrevido a oponerse a ella. Se ha difamado y discriminado a personas por cuestionarla. Se han perdido empleos y se han arruinado vidas, todo por el crimen de saber que el sexo es real e importante”.

Para Rowling, las mujeres trans siguen siendo hombres y los hombres trans, mujeres. Por eso, se la calificó como una TERF, es decir, una feminista trans excluyente.

“Cuando se disipe el humo, será más que evidente que nunca se trató de una supuesta minoría vulnerable, a pesar del hecho de que algunas personas muy vulnerables han resultado perjudicadas -afirma-. La dinámica de poder que sustenta nuestra sociedad se ha reforzado, no desmantelado. Las voces más fuertes durante todo este fiasco han sido las de personas que se han protegido de las consecuencias por su riqueza y/o estatus. No es probable que se encuentren encerradas en una celda con un violador de 1,93 m que ha decidido que ahora su nombre es Dolores. No necesitan centros de crisis para víctimas de violación financiados por el Estado, ni frecuentan los vestuarios de las calles. Sonríen desde los sofás de los programas de entrevistas sobre esos desagradables fanáticos de extrema derecha que no quieren penes balanceándose en las duchas de las chicas, con la tranquilidad de saber que su piscina privada sigue siendo el lugar seguro que siempre fue”.

“Los hombres, tanto los que se identifican como trans como los que no, son los que más se han beneficiado de la ideología de la identidad de género -afirma Rowling-. Algunos han sido recompensados por su afición al travestismo con el acceso a todos los espacios que antes estaban reservados para las mujeres. Otros han utilizado su deliciosa nueva condición de víctimas como excusa para amenazar, agredir y acosar a las mujeres. Los izquierdistas que no se identifican como trans han encontrado una magnífica plataforma desde la que exhibir sus propias credenciales impecablemente progresistas, burlándose y desdeñando las necesidades de las mujeres y las niñas, todo ello mientras se dan palmaditas en la espalda por ceder derechos que no son suyos”.

Según la creadora del niño mago Harry Potter y (con el seudónimo masculino de Robert Galbraith) del detective C. B. Strike, las víctimas reales “de este caos” fueron “las mujeres y los niños, especialmente los más vulnerables, los homosexuales que se han resistido al movimiento y han pagado un precio terrible, y la gente común que trabaja en entornos en los que un pronombre fuera de lugar podría hacer que te vilipendiaran o te desestimaran de manera constructiva”.

Por último, Rowling recomienda, irónicamente, “hacer una limpieza” en los contenidos de redes sociales (un consejo que le habría servido a la actriz trans española Karla Sofía Gascón, nominada al Oscar por Emilia Pérez). “No me digas que esto se trata de una pequeña minoría -concluye-. Este movimiento ha impactado a la sociedad de maneras desastrosas y, si tuvieras un poco de sentido común, estarías borrando silenciosamente todo rastro de mantras activistas, ataques ad hominem, falsas equivalencias y argumentos circulares de tus feeds de X, porque se acerca rápidamente el día en que querrás fingir que siempre te diste cuenta de la locura y que nunca creíste en ella ni por un segundo”. En algunos países, ese día avanza a paso vivo.

Por Daniel Gigena
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