Jacques Lacan y una dedicatoria comprometedora
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En sus últimos años, Victoria Ocampo recordaba a Jacques Lacan como un diminutivo atrapado en un triángulo amoroso: "Era el amantito de la mujer de Drieu". Así lo refiere Elisabeth Roudinesco en su sólida biografía de Lacan. Ambos se habían conocido en París en enero de 1930, en la casa de otra argentina, Josefina Atucha, marquesa de Jaucourt, donde confluían pintores y escritores surrealistas y miembros del smart set parisiense. La fundadora de Sur advirtió enseguida en el joven médico una "energía desaforada que lo devora física y moralmente -escribe Victoria a su hermana Angélica-. Con sueños napolénicos de poderío".
Por entonces, Victoria Ocampo vivía una crispada relación sentimental con Pierre Drieu la Rochelle, que se había distanciado de su segunda esposa, Olesia Sienkewicz, para cortejar a su nueva mecenas. Paralelamente, Lacan mantenía un romance con Olesia bajo la mirada complaciente de su amigo Drieu.
Según relata en sus cartas a Angélica, Victoria se sintió ligada a Lacan por una complicidad natural desde el primer encuentro. Que aquel hijo de un fabricante de vinagre se veía destinado a la gloria lo demuestra el ejemplar de su tesis de doctorado, De la psychose paranoïaque dans ses rapports avec la personnalité (1932), que envió a a su amiga con la siguiente dedicatoria manuscrita: "A Victoria, esta obra que no es más que una primera piedra, pero me gustaría que la recibiera con indulgencia en su jardín". El tono y la sustancia de esas palabras delatan el tamaño de su esperanza, pero también la ejercitada galantería de un hombre cubierto de mujeres. La tesis, redactada mientras cumplía su residencia en el hospital de Sainte-Anne, en las afueras de París, había sido dactilografiada por Olesia. Otra de sus amantes, Marie-Thérèse Bergerot, más de diez años mayor que él, al igual que la autora de Testimonios, pagó su publicación.
Las décadas siguientes premiaron la ambición napoleónica de su autor. Todo parece indicar que su amiga no siguió de cerca esa apoteosis. La ausencia de Lacan en las páginas de Sur lo corroboran. Las dedicatorias a dos tomos del Seminario, fechadas el 21 de marzo de 1975, cierran el círculo trazado cuarenta y cinco años antes. Escribe Lacan en el ejemplar del Livre XX: Encore, "Qué raro que nos reencontremos hoy, Victoria"; y agrega, en la hoja de guarda del Livre I: Les écrits techniques de Freud: "Victoria, amor mío, te dedico esto..."




