
Obsesión por la verdad
BRUJULA DEL MAR Por Paula Margules-Emecé-238 páginas-($14)
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La historia que cuenta Brújula al sur (premio Emecé 1999/ 2000) se sitúa en la Argentina de hoy, la de la corrupción, los negocios sucios y las prácticas mafiosas. Un accidente desencadena el relato: el periodista Walter Villegas cae al vacío desde el piso 13 de un edificio de Recoleta. Villegas estaba investigando las oscuras relaciones entre funcionarios brasileños, argentinos y empresarios de ambos países, aparentemente vinculados con el tráfico de drogas y el lavado de dinero. La muerte resulta sospechosa especialmente para su amigo David Soifer, con quien Villegas se proponía escribir un ensayo sobre la Argentina, pero no sorprende a la abogada Marta Aragón, amiga de ambos y pareja en retirada de David.
A partir de esta situación inicial, la novela se plantea como una reconstrucción de los hechos y cuenta varias historias a la vez: la del dúo de amigos junto al Abuelo, gran viejo, guía y mentor; la metamorfosis de Marta, que de defender casos menores pasa a representar a un empresario sospechado de lavar dinero y a compartir su cama, y la transformación de Villegas quien, harto de publicar basura a cambio de billetes, se dedica a investigar los asuntos del empresario que defiende su amiga Marta y para quien él mismo trabaja como director de prensa.
Para reconstruir los hechos, se recurre al artificio de interrumpir la historia con otros escritos, en algunos casos descubiertos por los propios personajes: textos firmados con seudónimo por un Villegas que comienza a sentir miedo, fragmentos del ensayo sobre la Argentina que escriben los dos amigos. Los primeros se presentan como trascendentes reflexiones sobre el arte, la historia o el tiempo, pero resultan más bien un pastiche de superficie filosófico-poética; el ensayo, que ocupa más de cincuenta páginas, ofrece una versión deglutida y fácilmente deglutible de la historia argentina.
Es que, como plantea programáticamente uno de los personajes de la novela, Brújula al sur se propone unir historia y literatura, a las que se entiende como indivisibles, iluminadoras una de la otra. Bajo esta pretensión, aquí simplificadora, Margules intenta poner toda la actualidad argentina en la novela: no faltan el problema docente, los atentados a instituciones judías, los manejos sucios de empresarios poderosos e inescrupulosos, las prácticas mafiosas, la inseguridad. El problema no es, sin embargo, la exhaustividad sino la simplificación que se opera en la posibilidad de que historia y literatura arrojen luz una sobre la otra, la confianza en que el pasado y el presente sean fácilmente explicables, el optimismo tranquilizador que esto supone. El lector no deja de percibir que Margules, más que contar una historia, más que hablar de los personajes concretos en una situación concreta (cosa que demuestra que sabe hacer), quiere dar cuenta de la historia amplia, grande; una visión del país, una interpretación de la realidad que cae, por otra parte, en todos los lugares comunes de un supuesto progresismo.
Juan José Saer ha reflexionado sobre estas cuestiones en un polémico ensayo en el que arremete contra el auge y la liviandad de los géneros que el mercado ha consagrado y que se las tienen que ver con la "verdad", como las biografías, las novelas históricas o la non fiction . No se trata, dice allí, de que la ficción vuelva la espalda a la realidad objetiva. Muy por el contrario, para él la verdadera ficción debe sumergirse en la turbulencia y en la complejidad de la realidad pero debe hacerlo -y esto le resulta esencial- desdeñando la actitud ingenua que consiste en pretender saber de antemano cómo esa realidad está hecha. Brújula al sur , en cambio, cabalgando entre el ensayo liviano y la ficción, evidencia que quiere transmitir una verdad y esa pretensión atenta contra la propia novela.





