Tristeza sin fin
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Mirada fija al frente, endurecida. Al igual que él, quienes lo siguen también tienen rostros serios, y acarrean bidones. A diferencia de él, los otros avanzan sobre animales. Él, sobre sus pies. Pero los tres se dirigen a un destino común: un centro de distribución de agua en la gobernación de Hajjah, en el norte de Yemen. El centro se encuentra dentro de un campamento de desplazados internos, todos aquellos que debieron abandonar sus hogares como consecuencia de la guerra civil sin miras de tener fin que se vive en el país desde 2014. Allí es donde recogerán estos tres niños el elixir tan deseado como necesario para luego retornar tal vez a sus hogares, si es que los tienen. El agua cada vez se asemeja más a la paz, en cuanto a su escasez y a su imprescindible necesidad de lograrla. Sin ellas, no hay supervivencia posible. A estos chicos les faltan las dos. Será por eso que tienen tanta carita de pena.

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