Triunfo
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Una gran sonrisa de felicidad exhibe este agricultor chino que ha diseñado y construido su propio submarino. La nave pesa cinco toneladas, tiene capacidad para dos personas, se sumerge hasta ocho metros y puede permanecer bajo el agua 30 minutos. El hombre que se asoma por la escotilla ha lanzado su creación en un río del condado de Hanshan, en la provincia oriental china de Anhui. A lo lejos, se ve un puente por el que se desplaza un tren de alta velocidad. De tan contento que está el agricultor es probable que ni haya advertido su presencia. También es probable que no se haya percatado de la tecnología de punta del tren, que contrasta con su submarino artesanal, casero. Es evidente que el orgullo del esfuerzo que ha invertido en crear su propia obra echa por tierra cualquiera de los méritos de esta maquinaria que por más sofisticada que sea no va a opacar el triunfo de su logro.
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