Un Carracci viajero
La Pietà, obra emblemática del artista italiano, recorrió un largo camino antes de llegar a la sala de Christie´s, en el Rockefeller Center. Entretelones del accidentado itinerario que va de Buenos Aires al Met neoyorquino.
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El 28 de enero último, Ana y Guido Ravenna recibieron el diario como todos los días, sólo que esa mañana el matrimonio casi sufre un ataque al corazón.
En la sección internacional se anunciaba que La Pietà , un cuadro que apenas seis meses atrás habían vendido a un marchand francés, en Buenos Aires, por 38.000 dólares, acababa de ser comprado por el Museo Metropolitano de Nueva York en casi 5.300.000 de la misma moneda.
Siete meses después, Guido Ravenna inició un juicio a la rematadora cuestionando la tasación y adjudicación de la obra.
La punta del ovillo
Todo comenzó a mediados del año pasado, cuando la señora Ravenna aprovechó un viaje a Nueva York, donde vive su hija, para llevar consigo fotografías de algunas pinturas de su propiedad y hacerlas tasar por expertos.
Durante su ausencia, Jean-Jacques Stromboni, un conocido marchand francés que frecuenta desde hace años el ambiente porteño, llamó a la puerta de la casa de Ravenna y pidió ver "las pinturas italianas".
Cómo se enteró Stromboni de la existencia de los cuadros es, por ahora, un enigma por resolver. Lo cierto es que el señor Ravenna le mostró los cuadros y Stromboni, sin vacilar, ofreció $ 38.000 por La Pietà y otros $ 110.000 por dos pinturas de paisajes. Encantado con la oferta, el señor Ravenna alentó a su esposa con las novedades y le sugirió que llevara las fotos de los cuadros a Christie´s para decidir si valía la pena vender las obras o esperar a ofrecerlas en subasta pública.
Según las informaciones procedentes de Nueva York, La Pietà , atribuida a un artista del taller de Nuvolone, pintor menor de obras religiosas, fue valuada entre 10.000 y 15.000 dólares por un experto. Presionados por Stromboni, que abandonaba Buenos Aires en pocos días, los Ravenna decidieron vender la pintura al marchand y así terminar el trámite.
Pero las cosas siguieron un rumbo inesperado. En el catálogo de Grandes Maestros de Christie´s, distribuido a comienzos del 2000, se incluyó la pintura de marras catalogada como La Pietà (1585), una obra perteneciente a Ludovico Carracci.
El extenso texto adjunto presentó la pintura como: "Un muy importante hallazgo de la obra de uno de los grandes maestros del barroco italiano", y se le adjudicó una base de entre 300.000 y 500.000 dólares. Cuando el 27 de enero la obra salió finalmente a subasta, una feroz batalla disparó el precio hasta 5.287.000 dólares, estableciendo un récord para el artista.
Hasta hoy, Christie´s ha permanecido en silencio respecto de la demanda. Ante un llamado de La Nación insinuó que "los hechos eran discutibles". Un vocero de la filial neoyorquina, que prefirió mantener el anonimato, aseguró que "refutaba los hechos", y dijo "que una vez que la obra fue oficialmente consignada, en Christie´s se llevó a cabo una profunda investigación que trajo a la luz el verdadero autor y que el Metropolitan compró el cuadro sobre la base de esta atribución última".
Los abogados neoyorquinos admiten que este tipo de juicios "son difíciles de ganar, porque por lo general las casas de subastas se encargan de hacer firmar un documento por el cual el cliente renuncia a su derecho de enjuiciarlos si las tasaciones no son exactas".
De todas maneras, "se trata de un caso diferente -explicó a La Nación Robert Braunschweig, el abogado de Guido Ravenna-.La señora Ravenna abandonó la oficina del experto de Christie´s sin haber firmado ningún papel. Lo único que recibió dos días después en su cuarto de hotel fue una tarjeta que rezaba: "Gracias por su visita"".
Un experto en pintura antigua consultado por este diario, admitió que "le parecía rara la atribución a Nuvolone. Es un pintor de segunda que no puede ser el autor de esta obra magnífica", aseguró.
La saga de los Ravenna
El Carracci viajero ha cambiado la vida de los Ravenna. Los padres de Guido escaparon de Italia durante el regimen de Mussolini y llegaron a la Argentina en 1940.
Provenientes de Bolonia, trajeron consigo suntuosos muebles y pinturas que habían pertenecido a su familia durante años y que habían adornado la magnífica Villa Ravenna en Italia. Los altibajos de las economía argentina obligaron a los Ravenna a considerar la posibilidad de vender algunos de sus tesoros artísticos. Cosa que efectivamente ocurrió.
"Lo que nunca imaginó la señora Ravenna -cuenta su abogado neoyorquino- es que durante su última visita al Museo Metropolitano de Nueva York tendría una sorpresa tan grande como aquella del 28 de enero, cuando abrió el diario en la sección internacionales."
En la muestra The Birth of Baroque: The Carracci at the Metropolitanî (7 de julio y el 17 de septiembre) ocupaba un lugar decisivo su cuadro. De la enorme pared blanca colgaba la pintura que durante años había adornado su comedor. La Pietà , ahora denominada La Lamentación , era la pintura estrella de la retrospectiva e integraba las colecciones del Met.
Ludovico, maestro barroco
Uno de los grandes maestros del arte barroco, Ludovico Carracci (1555-1619), junto a sus primos Agostino (1557-1602), y Annibale (1560-1609) fueron destacados pintores boloñeses. La obra de Ludovico se destaca más por las cualidades expresivas que por la calma y estabilidad. Si bien su etapa más fructífera fue de 1585 a 1595, hacia finales de su vida realizó el magnífico Cristo crucificado sobre figuras en el Limbo (1614) en Santa Francesca Romana, en Ferrara. Junto a sus primos, Ludovico abrió, hacia 1580, una academia privada que se convirtió en un centro del arte progresista. Aunque nunca llegó a ser tan famoso como su primo Annibale, sus obras se han convertido, cuatro siglo más tarde, en noticia de actualidad.





