Asidero dio un paso más en busca de la Triple Corona

Cuando uno se acerca a las carreras, cualquiera sea la vía, sueña con ver a un crack ganar en los grandes premios de mayor historia. Estar presente en ese momento sublime en el que el nombre de un caballo entra para siempre en la memoria.

Ayer, el triunfo de Asidero en el Gran Premio Jockey Club fue uno de esos instantes. Los aficionados, el criador, el propietario, los profesionales, los dirigentes, todos los que cada año renuevan su esperanza por la aparición del caballo fuera de lo común, quedaron satisfechos.

Porque el turf y el caballo son capaces de hacer que el apostador se olvide por un rato de que le jugó en contra o unir a los vencedores con los derrotados, cuando aparece un ejemplar como Asidero.

Todos aplaudieron ayer al crack después de su victoria por cuatro cuerpos. Y la mayor ovación empezó en las tribunas. Prolongada y unánime. Era el reconocimiento por haberles hecho vivir uno de esos momentos con los que acaso nunca soñaron que podrían disfrutar, la primera vez que pisaron un hipódromo.

Como también fue el triunfo inolvidable para Samuel Liberman , dueño de Asidero junto con su hijo Guillermo , que se abrazó con el cuidador, Carly Etchechoury , y con los veterinarios Gustavo Gatti y Mariano Rossi , en las escaleras de la tribuna de Profesionales, su refugio-cábala en cada gran premio.

El hijo de Fadeyev , que ahora suma dos de las tres pruebas de la Triple Corona , fue capaz de generar esa sensaciones con lo que desde siempre se denominó ganar a lo crack, es decir correr en la punta apenas se abren los partidores e imponerse con amplitud.

El único temor de Etchechoury -lo dijo ayer en La Nación - era la indocilidad de Cafetín , que largaba al lado de Asidero. Con buen criterio, el starter decidió ubicarlo fuera de orden, en la gatera 16, luego de que el hijo de Slew Gin Fizz se abalanzara en dos intentos por ingresar en su lugar.

Después, ya no hubo problemas con los rivales para el defensor de La Pomme , que vino con parciales lentos y en la recta se alejó como si ese tramo de la pista de San Isidro no fuera tan cuesta arriba como lo es para el promedio de los caballos.

El Baile fue segundo en un desarrollo que se le hizo complicado, delante de Guarachero y Don Fitz . Los tres cumplieron y seguramente conformaron a su gente. Esa gente que, porque es de las carreras, también aplaudió al mejor.