Fórmula 1: Max Verstappen ganador, en honor al fundador de Red Bull y con los récords en la mira

Una victoria como tributo. Un triunfo con el sello del campeón como homenaje. Max Verstappen y una tarea titánica para ganar el Gran Premio de los Estados Unidos: en la pista se impuso después de recuperar el error del equipo en una parada en la calle de boxes y en el paddock enseñando firmeza para sobreponerse al luto que envolvió a Red Bull Racing (RBR), tras la muerte, pocas horas antes de la carrera, de Dietrich Mateschitz, el empresario y dueño de la escudería.

El título en el Mundial de Constructores, junto con el mexicano Sergio Checo Pérez, que finalizó en el cuarto puesto en el circuito de Austin, es la mejor despedida que la estructura de Milton Keynes pudo ensayar para quien en 1995 y hasta 2004 patrocinó a Sauber y luego decidió competir en la Fórmula 1 con su propio equipo, con el que celebró seis títulos de pilotos y cuatro como conjunto.

No son días fáciles los que transita RBR, después del informe de la Federación Internacional del Automóvil que señala el incumplimiento del Reglamento Financiero en 2021. La muerte de Mateschitz provocó que se pospusiera el anuncio del dictamen: la F.1 y los pilotos se unieron una señal de respeto para el magnate y Verstappen, emocionado, comentó: “Teníamos que ganar, porque estaba la posibilidad de ganar el Mundial de Constructores y debíamos hacerlo con estilo en un fin de semana que resultó muy duro para nosotros. Dietrich significó mucho para mí, fue clave para el equipo. Queríamos un buen resultado y esta victoria fue impresionante”, destacó quien ahora suma 33 triunfos en el Gran Circo y 13 en el actual curso.

El número, identificado en oportunidades con la mala suerte, es una cifra icónica en una temporada de la F.1. Solamente dos pilotos habían logrado esa marca: Michael Schumacher, con Ferrari, en 2004, y Sebastian Vettel, con RBR, en 2013. A esa selecta pareja se une ahora el neerlandés, que tiene tres grandes premios por delante para romper el registro.

La carrera resultó, por pasajes, un caos. Apenas lanzada, George Russell (Mercedes) se llevó por delante al poleman Carlos Sainz Jr. (Ferrari), que debió abandonar; más tarde, Fernando Alonso (Alpine) levantó vuelo, luego de montarse sobre la rueda trasera izquierda de Lance Stroll (Aston Martin), quien será su compañero de equipo en 2023. El canadiense se retiró, después de destrozar el auto, mientras que el ovetense terminó séptimo… Hasta Verstappen fue víctima del desconcierto, cuando ensayó la segunda detención en los boxes. Los mecánicos de Red Bull Racing se destacan por ser los más rápidos y precisos, pero en trazado texano demoraron 11,1 segundos y posibilitaron que el undercut que lanzó Lewis Hamilton tuviera resultado: el británico lideraba la carrera y buscaba su primer éxito en el año, ese que le permitiera sostener la serie de al menos un festejo por año, desde 2007.

El último stint de Verstappen fue de maravillas: no solo descontó la diferencia, como una exhalación superó a Hamilton y se marchó rumbo a la victoria abriendo una brecha de 5s023/1000 en el cronómetro. Las alas de Red Bull volaron al cielo con la muerte de Mateschitz, pero MadMax las desplegó en Austin para rendirle homenaje.

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