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Matías Rossi, del karting de fabricación casera a la gloria; del miedo a la convivencia con Traverso y Barrichello
La copa de campeón de Súper TC2000 se suma a la colección de trofeos, entre los que se destacan la Copa de Oro de Turismo Carretera y el título de Clase 3 de Turismo Nacional. Un cuadro que le regaló Toyota al cumplir 100 carreras con la marca, una pintura sobre un karting, autos en escala, el buzo y el casco que usó en la temporada 2014 para ganar el título de TC y uno de su amigo Matías Milla… No es un museo, es la decoración del espacio que utiliza como oficina Matías Rossi en Del Viso, un lugar que el piloto acondicionó para dejar de ser un nómade cuando debía recibir a un sponsor.
Una mirada profesional de quien, poco tiempo después de montar el lugar, en el que también tuvo dos simuladores, se convirtió en piloto de tiempo completo de Toyota Gazoo Racing Argentina, la estructura con la que volvió a festejar una corona en el automovilismo nacional y con la que trazó una línea que viaja más allá de una carrera. "Siento que Toyota es mi equipo y si me preguntás qué quiero, te digo quedarme de por vida, retirarme con ellos. El proyecto de Stock Car es algo que se valora muchísimo y la realidad es que solo Toyota está involucrado en varios frentes en el automovilismo. No sería inteligente moverme", analiza Rossi, acerca de la relación y el sentido de pertenencia que se forjó entre las partes en la última década.
-¿Sos el piloto N°1 de la marca?
-Por resultados y el historial que tengo dentro de Toyota me considero el N°1 del equipo. Después hay particularidades cuando uno pelea el campeonato. Ellos nos contratan y priorizan al que está con mayores chances en un momento de definición. Cuando fui ayudado, fue porque me gané la posición interna, pero hay que revalidar en cada carrera, porque el equipo nos da cuatro autos iguales para que trabajemos con los ingenieros y cada uno va generando sus propias oportunidades dentro de la estructura.
-¿Por qué Toyota se mueve diferente al resto?
-Es el proyecto y la política mundial de Toyota Gazoo. Nosotros fuimos el primer país que fue oficializado como equipo desde Japón. Solo los equipos mundiales del WEC, donde corre Pecho [José María López], y el de Rally (WRC) tenían esa condición. En Argentina, el vínculo más grande de Toyota es con el equipo de Darío Ramonda, porque la relación existía desde antes de la creación de la nueva estructura. Están sucediendo cosas que no nos imaginábamos: siempre fue muy complejo competir fuera del país y ahora bajo este paraguas Julián [Santero participó en IMSA Michelin Pilot Challenge, en Daytona] y yo pudimos tener experiencias internacionales.
-En ese contexto de aperturas, ¿ganar el campeonato de Súper TC2000 significó quitarse una carga?
-No sentía una mochila, porque había obtenido títulos importantes años atrás en el Súper TC2000 y en el TC, que son las dos categorías más representativas de la Argentina. Sí, estaba en cierta forma en deuda con quienes te contratan para lograr determinados objetivos. Uno siente alegría y felicidad por lograr una meta que involucra a una terminal, un equipo, ingenieros, mecánicos, sponsors… Es mi undécimo año con Toyota en el Súper TC2000, son muchas temporadas y un título te da empuje para continuar.
-Vos viviste la experiencia de perder un campeonato en los últimos metros, ¿eso juega psicológicamente en la definición?
-Juega, porque siempre te vas a acordar de eso que pasó. Uno se lamenta por lo malo, pero aprendí con el tiempo de disfrutar de lo bueno, porque si no somos masoquistas: sufrís y cuando logras algo que es importante lo minimizás. Ese campeonato estaba prácticamente ganado, faltaba una curva y no lo gané por un hecho aislado, una maniobra grosera de parte de [Mariano] Werner. Por eso recién se puede festejar cuando cerró todo, a cantar victoria cuando el título ya está y no cuando parece que va a estar.
-¿Cuánto influye ser piloto de tiempo completo para lograr las metas?
-Para mí es espectacular ser solo piloto, para la marca es una apuesta y una inversión. Los que están en el ambiente conocen lo complejo que es armar un presupuesto para correr. Yo entreno y corro, eso también aumenta la performance, porque no tengo que preocuparme en tener que resolver otras situaciones para estar en la pista.
-¿Cómo trabajaron durante los meses en que no hubo actividad?
-El auto estaba listo en marzo y no estuvo en una pista hasta septiembre. El equipo, en esos seis meses, pensaba y ensayaba soluciones para el futuro. Había charlas, hacíamos análisis sobre lo que podía pasar con el reglamento y así buscar variables para la puesta a punto. Ese fue nuestro punto fuerte, porque arrancamos marcando la pole y ganando la carrera clasificatoria; al día siguiente, con partida detenida, Canapino largó mejor y me ganó: llegamos a la rueda. Me ganó bien, pero el auto nuestro fue superior. Las siete primeras carreras, contando las clasificatorias y las finales, nosotros estuvimos un paso adelante y ese fue un mérito del trabajo durante la pandemia, cuando sin salir a la pista se pensaron los detalles para tener el rendimiento que demostramos en los autódromos.
-Corriste en Stock Car antes que en el Súper TC2000. ¿Los pilotos fueron consultados sobre cómo iniciar la temporada?
-En mí caso, sí. Tuve diálogo con el Súper TC2000 y con el ACA, que me consultaban por cuestiones de protocolos y estrategias que se desarrollaban en Brasil. Yo decía que se podía empezar: por la experiencia personal, porque no era que estábamos comparando con la F.1. Era realizable, pero en ese momento la cuarentena era mucho más estricta en la Argentina y eso frenaba el inicio. En Brasil se armaron burbujas y así el automovilismo pudo funcionar sin contagios.
-¿Qué tan competitivo es el Stock Car?
-El auto tiene características muy parecidas al de Top Race, pero lo que tiene el Stock Car es que son muchos pilotos y de un nivel muy alto. Para 2021 se va a incorporar Felipe Massa (Chevrolet) y resta definir si también Tony Kanaan. El Stock Car es la categoría N°1 y el resto prácticamente es amateurs. Por eso la convocatoria de los mejores: de 28 pilotos, 22 son top. Acá en la Argentina tenemos un excelente nivel, pero más categorías y por eso los pilotos están más dispersos: el ejemplo de Werner, que no está en el Súper TC2000 o yo que no estoy en el TC.
-Y en 2021 se sumará otra categoría, el TCR South América. ¿Te interesaría correr?
-Este año tengo para hacer Súper TC2000 y Stock Car. Voy a tener más tiempo libre, porque quedaron algunas cosas pendientes como ir a probar un auto a Japón, visitar plantas... Eventualmente podría hacer el TCR si la categoría está bien y crece. Hablan de que va para adelante, le tienen fe al modelo. No sé cómo podrá funcionar, porque los costos de logísticas son caros y se está hablando de correr en Argentina, Brasil y Uruguay… Ojalá funcione, porque si uno va un poco atrás en el tiempo, los intentos de armar categorías sudamericanas no fueron muy exitosas, salvo la Fórmula 3 en los tiempos de Gabriel Furlán.
-¿La jerarquía de una categoría la hace la cantidad de pilotos?
-Mi visión es que muchas veces hay un gran número de pilotos, pero el núcleo de los ganadores son pocos y las victorias se las reparten entre ellos. Y en una categoría con menos participantes lograr el triunfo a veces cuesta más, pero eso lo ve más el que está en el ambiente. El público en general, no sé si lo ve de ese modo.
-¿Sentís que el automovilismo nacional fue perdiendo espacio? ¿Cómo se hace para recuperar el interés?
-No sé qué habremos hecho mal nosotros, hablo en general de las categorías y de los pilotos, pero se perdió difusión. Mi visión es que debemos dar mejores carreras: los mensajes que me llegan en las redes sociales apuntan a eso: ‘Misil, que bueno que ganaste, pero la carrera fue aburrida’. La gente está con ganas de ver algo más de lo que estamos brindando, lo reclama. Después, no soy partidario de los sistemas que hay para tender a igualar posibilidades: apostaría de forma técnica, al neumático o a la carga aerodinámica y no con penalizaciones, lastres o decisiones medio a dedo. Siempre pienso qué pasaría si a Messi por cada gol que haga le ponen 100 gramos de lastres en el botín: llega al gol 10 y va a tener un kilo y ya no va a ser el mismo. Eso no aburre, porque Messi es un fenómeno. En el automovilismo se encontró esta variante y entramos en una discusión. Y también tiene mucho que ver las pistas, porque vas a Paraná y generalmente son buenas carreras y lo mismo pasa en Rafaela o en Termas de Río Hondo…
-Se extraña el pasado…
-Vamos a la época del Flaco Traverso: él ganaba muchas carreras en el año y en ese momento estaba bien y era un fenómeno; ahora vos ganás varias carreras y parece que ganar mucho es malo o aburrido. Y nadie se quiere comparar con el Flaco, digo que hay que dejar que el piloto y el equipo gane y que el resto se deba esforzar para estar a esa altura. Se discute a Lewis Hamilton, que es un fenómeno, porque compite con Mercedes, que es el mejor auto, pero Michael Schumacher manejaba una Ferrari que era excelente y era el mejor del planeta y eso estaba bien. Eso no lo logro entender, ni el por qué.
El karting, los miedos, la relación con Traverso y Barrichello
"En el automovilismo arranqué por mi viejo, pero no porque Norberto quería. Mi familia tenía distribuidora de golosinas y nada que ver con el automovilismo. Mi tío Edgardo, el hermano de mi viejo, corría por hobby en karting. Mi papá, ingeniero mecánico, se lo armaba en el tallercito que teníamos al lado de casa y yo siempre iba, me sentaba en la butaca. Hasta que a los 5 años fui a un kartódromo y me encantó. Seguí yendo, les armaron un karting a mis primos, pero a mí ni cinco de bola, porque también practicaba fútbol en el club Malvinas Argentinas de Del Viso. Y se dio que un día le dijeron a mi viejo que andaba bastante bien, me fue a ver y así arrancamos. A los 12 años corrí mi primera carrera.
-¿Tu papá te apoyaba o miraba con desconfianza?
-Siempre me tanteó si me gustaba, si tenía la pasión para correr. Cuando vio que me gustaba de verdad me apoyó con mi vieja, aunque María Gloria siempre tuvo el miedo de que me pasara algo. Lo único que quiere es que no me pase nada, si gano mejor, pero primero que no me pase nada.
-¿Con qué karting corrías?
-Lo fabricaba mi viejo con mi tío. Todo muy casero: compraron una soldadora, una dobladora y cortaban los tubos… Algunos componentes se traían de afuera, pero el chasis era de ellos. Una experiencia muy linda, porque al comienzo nos iba muy mal y nunca se sabía si el malo era el chasis o el piloto. Pero aprendí un montón, tuve una escuela extraordinaria, porque la sufrimos y después llegamos a un nivel de ganarle a los mejores pilotos del momento que traían chasis europeos.
-¿Tuviste miedo en el automovilismo?
-Sí, en 2002, cuando se mató Matías Rico en la Fórmula Renault en Río Cuarto. Lo mismo me pasó con el accidente de Guido Falaschi, en 2011, en Balcarce. Los viví como piloto, me marcaron, me dieron miedo… Es bravo, pero nunca pensé en dejar la actividad, porque no me da miedo matarme en un autódromo: sé que hay un mínimo porcentaje, porque la seguridad evoluciona, pero nunca es completa. Pero, honestamente, tengo más miedo de bajarme del auto y al cruzar que me atropellen. Me da más miedo que me maten en una situación cotidiana que en un auto de carrera.
-¿Ese momento lo trabajaste con un psicólogo?
-No, nunca fui a un psicólogo. Muchas veces me entró la duda de ir o no. Tengo amigos que me lo recomendaron y también otros que como yo jamás pisaron un consultorio. Nunca tomé el impulso para ir.
-¿Estás siguiendo al TC?
-Cuando me fui del TC, lo dejé. A veces sigo las clasificaciones, pero los números: miro cómo están las marcas, los pilotos, no me siento a mirarlo por televisión. Estar en Brasil también me desconectó.
-¿Qué pasó por tu cabeza ahora que Mariano Werner fue campeón de TC?
-Me alegro por él, es muy buen piloto, muy talentoso, y casualmente le estaba faltando un título de los grandes. Lo que pasó, pasó [en el Gran Premio Coronación de 2016, en La Plata, el entrerriano en una maniobra temeraria lo chocó en la última curva y le quitó la chance de ser campeón]: me pidió las disculpas en su momento y ya está. Hay que seguir mirando para adelante.
-¿Cómo es la relación con Juan María Traverso?
-Lo vivo como algo especial, porque fue mi ídolo de chico y hoy lo tengo de consejero. El domingo, antes de salir a la pista me dijo ‘vamos a festejar igual, ganes o pierdas’. Obviamente que solo íbamos a festejar si ganábamos, pero tiene palabras para quitarte presión, para motivarte. Nunca se acercó a decirme ‘tenemos que hacer esto’.
-Él siempre te destacó, desde tu primer título nacional.
-Sí, nunca me voy a olvidar cuando en 2002 fui a Ramallo a una fiesta en la que lo homenajeaban y mi mamá lo invitó al festejo de mí campeonato de la Fórmula Súper Renault, que fue el primero en el automovilismo nacional. Fue sin que yo supiera nada, fue un gesto que me quedará para siempre: imagínate, yo con 18 años y el Flaco en mi fiesta. Eso no me lo voy a olvidar jamás. Después compartí pistas, le gané una serie de TC, otra vez salí cuarto y él con el Chevrolet de OCA toda la carrera atrás de mí… Son cosas que no pensás vivirla, vienen de regalo.
-Un regalo como ser compañero de un ex piloto de F.1, que compartió la época de oro de Schumacher y Ferrari, el segundo con más grandes premio en la historia…
-Esto ni loco lo podía imaginar. Por eso hay que disfrutar y festejar las victorias y no hacerse tanta mala sangre en las derrotas. Cada vez que estoy con él me digo, ‘esto no es normal, disfrutalo’. Es Barrichello, convivió con Schumacher y en Ferrari…
-¿Cómo es la convivencia con Barrichello?
-Excelente, de aprendizaje. Es muy generoso, porque es un libro abierto. Y tiene una calidad humana extraordinaria. El tipo se va a ejercitar en karting, pero no pide que cierren el kartódromo para él: está como uno más, en una pista llena, donde le piden fotos, autógrafos… Son cosas que demuestran su sencillez. Mantiene la esencia de trabajar y de ser profesional a los 48 años: esa es la enseñanza de un piloto con 18 años en F.1, compañero de Schumacher en Ferrari. Muchas veces pensás en otras convivencias que tuviste y la comparás con el comportamiento de Rubens y decís, ‘mirá con qué payaso estuve antes’.
-¿Con qué pilotos te gustaría medirte?
-Con Santero me gusta medirme: es más joven, tiene hambre, deseos de demostrar y está en un momento de quiebre. Es un velocista nato, si no saco una vuelta perfecta en la clasificación yo sé que me gana y eso me mantiene alerta y competitivo. Después, si tengo que nombrar un piloto, Pechito López. Me gustaría formar equipo con Pecho, sé que va a ser bravo. Es lindo pelear con el compañero, después tendremos los quilombos de que nos pelearemos por ganar, pero qué mejor. Ese es el equipo que quiero integrar.
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