Perkins, la leyenda del gaucho con aire francés
Los 50 años de Gastón Carlos Perkins , campeón argentino de Turismo Carretera en 1969, en el automovilismo deportivo son especiales. Está a medio siglo de su arranque en los caminos del Oeste, pero la verdad absoluta es que aun cuando hace rato que no tiene colocado el casco para correr, encara la posición de algo así como el puente de plata entre la gente que corre y los que desde YPF tratan de ayudar para que se corra.
Y el hecho no es menudo.
Y ahí lo dejo, como para que se medite en un medio siglo con la fiebre de la velocidad. Y prefiero que sea el mismo Gastón el que desandando el camino repase los datos que él mismo consignaba un mayo de 1968, cuando presentaba sus documentos y declaraba:
"Tengo 40 años, mido 1m90 y peso 78 kilos.
"Admiro a dos corredores. Aquí, a Eduardo Copello. Lejos, a Jim Clark.
"Mi consejero es Ivonne (como para que no hubiera dudas ni conflictos, pormenorizaba: "Ivonne es mi esposa").
"Mi auto preferido es el Torino. El constructor, Heriberto Pronello, y mi personaje de la historia, Facundo Quiroga.
"Mi personaje del cine es Luis Sandrini; la actriz que me entretiene, Rachel Welch, y el caballo es el animal que prefiero.
"Si tengo que optar por otro idioma, adopto el francés. Y si me piden elegir un país sobre la Tierra, vuelvo a tener doble la selección, porque la Argentina y Francia quedan adelante.
"Y será francés el idioma preferido. Y trataré de escuchar a Jorge Cafrune. Y si me ofrecen un trago, pediré whisky con cola.
"Y tengo obviedades perfectamente justificables. Que la guitarra es el instrumento preferido. Y el asado, la comida que convoca. Y si me dieran la gracia de elegir, pediría disfrutar un día de campo, con mi gente".
Aquel periodismo era francamente inquisidor. Hasta atrevido y desenfadado. Como que aprovechando algún recreo del personaje, se le atrevían cosas como éstas:
¿Un boliche?: Mau-Mau, Afrika, Zum-Zum... (no se privaba de nada, el gaucho).
¿Antipatías manifiestas?: La envidia.
¿Una persona a la que le gustaría conocer?: Al Santo Padre.
¿Un jugador de fútbol?: Adolfo Pedernera.
¿Una admiración?: ¡Por mi madre!
¿Un equipo de rugby?: CUBA.
¿Una golosina?: Bombones de fruta.
¿Un político?: De Gaulle.
¿Un restaurante?: Bajamar, en Madrid (como quien dice, aquí a la vuelta...)
¿Una forma de vestir?: Bien de sport.
¿Para qué seguir?
Ahí tiene usted a nuestro personaje perfectamente delineado.
Faltaría colocarle el vigoroso acento de su palabra, que estalla rotunda a la hora de opinar. Y a la renovada anécdota de colocar aquellos casi dos metros de altura en el pequeño recipiente de un Gordini, atreviéndose casi irrespetuoso, a pelear como David, contra Goliat.
Aunque nuestro David, en la versión folklórica, puede mezclarle botas y cuchillo para el asado en la parte de atrás de la cintura, con la presidencia de una boina que establece buenas relaciones públicas con la madre patria.
Que de allí venimos muchos...
¡Salve, Gastón! ¡Por otros 50 años que combinen deliciosamente el entusiasmo con lo telúrico y la picardía con la moraleja!
¡Salve, Gastón!
El festejo en Alberdi
Hoy, la ciudad bonaerense de Alberdi le rendirá tributo a su hijo dilecto por sus 50 años en el automovilismo. A las 21, en el Matienzo Fútbol Club, Gastón Perkins y su trayectoria recibirán el reconocimiento de la gente que disfrutó de sus hazañas en el camino y en las pistas.
- Algunos números. La ficha deportiva levantada por el meticuloso estadígrafo doctor Luis Roatta Urbani desde su apacible ciudad de Córdoba, documentará inapelablemente que Gastón Carlos Perkins debutó el 20 de julio de 1952, con un Chevrolet 4, carrera ganada por Eusebio Marcilla (Chevrolet), en 7h20m2s2/5. "El gaucho de Libertador y Callao" , como lo calificó la revista Corsa, terminaba décimo. Lejos en el reloj. Bien cerca en el culto de una pasión interminable que se nutriría con cinco triunfos en el TC, 15 en el Turismo y dos en los Sport Prototipo.
Las victorias en TC se repartieron entre 1968 y 1969: el triunfo del 5 de mayo de 1968 en los 503 km del Autódromo; la reiteración, tres semanas más tarde, con otros 649 km en el mismo lugar, pero esta vez alternándose en el volante con Federico Gregorio Urruti; el 23 de junio de 1968, con nuevos 408 km en el autódromo como persistente y las dos glorias del camino. Una, en la Vuelta de Santa Fe, el 23 de marzo 1969 y otra en la VIII de Córdoba, el 20 de julio de 1969. Todas, con Torino.
Fue campeón argentino de TC en 1969, tras una temporada de sólo diez competencias, con una Liebre III Tornado del equipo Donati. Ese mismo año integró la Misión Argentina a Alemania, cuando se desarrollaron las célebres "84 horas de Nürburgring".
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