Ja Morant podría sufrir una suspensión más extensa por parte de Memphis Grizzlies en la NBA

No se trata de una situación sencilla, por lo sucedido y porque el protagonista es una de las figuras de la NBA. Sin embargo, todos entendieron que deben apoyarlo. Ja Morant se comprometió a iniciar un proceso de “curación” después de haber quedado en el centro de la escena por aparecer en un video con un arma en su mano que desató un escándalo y generó que Memphis Grizzlies, la franquicia en la que juega, tome la determinación de suspenderlo, al menos, por dos partidos. En ese contexto, el entrenador del equipo y hasta Nike, patrocinadora de Morant, se expresaron apoyando el proceso de recuperación del jugador de 23 años.

Generó mucho ruido lo que sucedió con Ja Morant, porque su aparición en Instagram en un club nocturno y con una arma en su mano, se viralizó y sigue despertando todo tipo de comentarios. Si bien fue separado del grupo por un par de partidos, en las últimas horas quedó abierta la posibilidad que se extienda esa suspensión, según explicó Taylor Jenkins, el entrenador de los Grizzilies: “Hemos dicho que serán al menos estos dos partidos. Quiero decir… Este será un proceso de curación continuo… Realmente no es una situación que puedas marcarse temporalmente con una fecha”, explicó.

Es tan delicada la situación que Jenkis agregó: “Nos estamos tomando esto muy en serio. Hay un elemento de apoyo para alguien que tiene que mejorar y necesita ayuda, pero también hay responsabilidad hacia el equipo que debemos defender. Obviamente, en todo el país, en toda la liga, se ha prestado mucha atención a la violencia armada y, en nuestro caso, esta es la postura que hemos tomado sobre cómo podemos apoyar a Ja durante esta oportunidad de crecimiento. Es una oportunidad de aprendizaje y, con suerte, podemos ser mejores en este aspecto”.

Una vez que se desató el escándalo, el base pidió perdón en sus redes sociales: “Tomo completa responsabilidad por mis acciones de anoche. Pido perdón a mi familia, compañeros, técnicos, aficionados, colaboradores, la ciudad de Memphis y toda la franquicia. Me voy a tomar un tiempo para recibir ayuda y trabajar para mejorar las formas en las que gestiono mi estrés y mi bienestar en general”.

Después del video en cuestión con Ja Morant mostrando un arma, Nike emitió un comunicado diciendo que “apoyarán” al jugador: “Apreciamos la responsabilidad de Ja y que se está tomando el tiempo para obtener la ayuda que necesita. Apoyamos su priorización de su bienestar”, dijo Nike, según The Athletic .

Más allá de los respaldos que recibió Morant, la NBA abrió una investigación contra el jugador de los Grizzlies por otras causas de agresiones. El diario Washington Post difundió hace unos días una serie de acusaciones que pesan sobre el jugador, que en el período de cuatro días fue acusado de amenazar a un miembro del cuerpo de seguridad de un centro comercial de Memphis tras una pelea y luego de apuntar con una pistola a un chico de 17 años tras una pelea durante un partido de básquetbol que se disputó en la casa de Morant.

El entorno del basquetbolista también está en la mira, ya que en febrero pasado, varios de sus cercanos fueron acusados por Indiana Pacers de haber apuntado un láser rojo -se presume que pudo haber sido de un arma- contra unos de los miembros de su cuerpo técnico después de una discusión entre los equipos, en Memphis. La NBA aseguró a través de un portavoz que sus investigadores entrevistaron a varios testigos y revisaron las imágenes grabadas por las cámaras de seguridad y que, pese a confirmar que hubo un fuerte altercado, de momento no “pudieron corroborar que algunas personas hayan amenazado a otras con un arma”.

No es un hecho menor el de Morant ni tampoco para la NBA, que en 2015 colaboró con el director Spike Lee y The Everytown for Gun Safety Support Fund para crear varios anuncios de servicio público sobre la violencia armada. Estrellas como Stephen Curry, Carmelo Anthony, Chris Paul y Joakim Noah participaron activamente en esta campaña que llevó adelante la organización.

Sin remedio. Los jugadores, los únicos que pueden sanar al básquetbol argentino, perdido entre egos y patrones de estancia