Bilardo dejó su silla en Sevilla

MADRID.- Después de la goleada sufrida ante Logroñés por 4 a 1, Carlos Bilardo se fue del estadio sin hacer declaraciones y casi convencido que no podía seguir trabajando en el Sevilla. Varias horas después, exactamene ayer a las 22.15, hora argentina, les comunicó a los dirigentes del club andaluz que había decidido renunciar al cargo.

En un céntrico hotel de Sevilla, Bilardo y Herminio Menéndez, director general de la institución, mantuvieron la reunión en la que el ex entrenador de Boca expuso sus argumentos para dejar el cargo que había asumido por un período de cuatro meses y que solamente se extendió durante cuatro partidos, tres desde el banco de los suplentes y uno, el primero, por vía telefónica desde la platea.

A Bilardo se le había adelantado la suma de 500.000 dólares pero, según sus propias palabras, el dinero le será devuelto a la tesorería del club. "No es por la plata -dijo el técnico- que vine a Sevilla y por lo tanto no tengo nada que cobrar. Simplemente comprendí que en este momento yo no era el entrenador que necesitaba el Sevilla. Tal vez con otro hombre pueda encontrar el camino de la recuperación. Me dí cuenta que había algunos jugadores confundidos y no quise perjudicar a nadie. Tengo un afecto especial por esta gente y lo único que deseo es que finalmente pueda reencontrar el rumbo y mantenerse en la primera división".

Extraoficialmente se supo que tanto Bilardo como el preparador físico,Jorge Rafetto, no se mostraron muy conformes con el rendimiento técnico y físico del equipo y esa habría sido la causa por la que se decidió la ruptura de la relación contractual.

En su breve segunda incursión por el Sevilla, Bilardo cosechó tres derrotas y sólo una victoria y esa estadística desfavorable lo sumió en una gran preocupación. Por eso no extrañó que fianalmente anoche tomase la decisión de dejar todo y retornar a Buenos Aires.

El principio del fin

Herminio Menéndez, el director del club, había sido muy gráfico para definir el principio del fin de Bilardo como técnico de la institución. Cuando terminó el encuentro ante Logroñés, afirmó: "Mientras haya posibildiades hay que luchar. Nadie puede tirar la toalla y rendirse. El que piense que todo está perdido, qu se vaya. Ningún técnico, ningún jugador y ningún empleado del club puede arrojar la toalla".

No obstante, ayer por la mañana, varias horas antes de reunirse con Bilardo, Menéndez expresaba: "No hay ultimátum ni nada. Después del partido él me hizo ver su preocupación, pero lo único que hice fue transmitirle a los propios consejeros de la entidad que no tienen que abandonar. No habrá una reunión definitoria, simplemente voy a estar con Bilardo y con toda la plantilla".

Sin embargo, algunas horas después, Bilardo le comunicaba su irrevocable decisión a los futbolistas y se preparó para decirselo personalmente a Menéndez que es la única cabeza visible de la entidad dado que por la gravísima situación que vive el club, el presidente, José María González de Caldas, sigue sin aparecer por el club. Menéndez, que le había aconsejado en su momento que se retirase de la escena pública, ahora lr ecomienda que varíe su postura en un momento tan delicado: "Es un tema que tiene que decidir él. Ha llegado el momento en el que tiene que aparecer nuevamente en escena".

Más allá de la crisis institucional, de las peleas internas, a Bilardo no le convenció el estado futbolístico, físico y anímico del plantel y por eso se dio cuenta que tenía mucho más para perder que para ganar y resolvió que no era posible seguir deteriorando un prestigio que se robusteció en el Mundial de 1986 y que comenzó a opacarse en la primra época del Sevilla y se oscureció decididamente en su campaña en Boca Juniors, club al que llegó con muchas esperanzas, pero que una serie de acontecimientos, tanto técnicos como personales, acabaron por frustralo. Ahora, ante la sensación de un nuevo fracaso decidió subirse al avión, volver a la Argentina y esperar que el tiempo cure las heridas.