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Se acomodó en su sillón del despacho del club; tomó una hoja en blanco y con paciencia apuntó sus bienes personales. Alfredo Davicce, vicepresidente de River, sospechado de haberse enriquecido desde que está al frente de la entidad de Núñez, respondió cada pregunta en un mano a mano con La Nación : "Tengo una casa en Buenos Aires, otra en Punta del Este y una casa en Villa Cuba, 100.000 dólares en autos, otros 400.000 dólares depositados... En total, declaré patrimonios por 1.700.000 dólares apróximadamente."
-Se dice que usted declaró por varios millones más...
-No, ojalá... Deben estar mintiéndote. Eso es lo que gané después de muchos años de trabajo. Fuí dueño de una agencia de cambio, de varias empresas, como Renault, Inforwork y actualmente tengo una explotación rural en San Juan que exporta a los Estados Unidos.
-¿Usted tuvo sociedades con otros dirigentes en Recoleta?
-A través de mi yerno, Roberto Pizarro, tenía porcentajes en Champs Elysée, Caruso y World Sport Café. Pero ya se los vendí en 180.000 dólares.
-¿Qué piensa cuando dicen que hay dirigente de River corruptos?
-Yo duermo tranquilo y no me siento afectado. Hablo por mí. Viví siempre acá y mis cosas están en el país.
-¿No tiene una cuenta en Suiza?
-Sí, donde deposité 400.000 dólares.Y es legal. Los tengo afuera así no pienso si acá van a devaluar o no.
-¿Cuanto aumentó su patrimonio desde 1989 a esta parte?
-Cuatro o cinco veces más, gracias a mis empresas que trabajan. Si no, me consideraría un fracasado. Pero no quiero hacer números. Soy un gran contribuyen en la DGI.
-Cuando usted asumió la presidencia el pasivo era de US$ 6.000.000; ahora es de 36 millones.
-No terminé mi mandato. Cuando me vaya voy a dejar al club sin deuda. Hay un gran déficit operativo mensual, de 700.000 dólares. Pero este es el único club que con la venta de tres jugadores deja las cuentas en cero.
-¿Por qué lo señalan a usted por haberse enriquecido en River?
-... por envidia. Sólo eso puede generar actitudes que no tienen sentido. Son todas calumnias para desestabilizar al club. Hicimos cualquier cantidad de cosas. Pero por todos esos comentarios que se hicieron de mí, Pintado tiene mi renuncia firmada en el bolsillo.
-Un miembro de la mesa directiva, Ricardo Grosso, dijo: "Cuando había mortadela comíamos todos; y ahora que hay caviar nos dejaron afuera..." Fue sugestivo.
-Eso corre por cuenta de Grosso. A mí me dolió. En la política, los que pierden poder, se exteriorizan a su manera. Lo que dijo es irreparable.
-¿Entonces Grosso mintió?
-...Vos tenés que investigar, es un lindo tema. Yo fui director del Senado y en los ágapes conocí el caviar, el salmón... mucho antes de llegar a River. Pero también me gusta comer mortadela nacional, es muy rica.
-¿Usted garantiza que ningún dirigente se lleva plata del club?
-Bueno, miraaá... Yo te puedo decir es que tenemos un estudio que controla, con opositores y oficialistas. Eso no quiere decir que no puedan existir dispersión o sangrías. En cualquier lugar... Desde el control de las entradas, de los dos pesos que cobran para estacionar. Vos me preguntás si se roban plata. Nosotros instituímos los recibos numerados para controlar. Las técnicas no son casuales. Si hay sustracciones, bueno... hay fallas, pero no están consentidas. Es muy difícil poner las manos en el fuego por todos. Pero ningún directivo está en eso. Cuando alguno lo haga se tendrá que ir.
-¿Está al tanto de todo lo que pasa en el club?
-Sí. Estoy al tanto de todo.
-¿Usted perdió credibilidad?
-Por todo lo que se dijo, yo se que ya no soy tan creíble cómo era antes. Que sufrí una merma con este desgaste interno es obvio.
Suena el teléfono de su oficina. Davicce atiende. "Hola... sí, sí, andá nomás que ya terminé. Estuve siendo interpelado. Nada más me faltó el foco de la SIDE adelante". Y sonrió.

