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Son 29 segundos de disfrute. Los packs de San Isidro Club y Los Matreros disputan firme y lealmente un scrum, y ése es el tiempo en que ocho jugadores por lado empujan sin la que la formación se mueva siquiera un milímetro, con la pelota quieta en el medio de las dos primeras líneas. Es una pulseada soberbia que al medio minuto se resuelve cuando los forwards de Los Matreros la ganan, y desde afuera se lo festeja como si se hubiese logrado un campeonato. Es que enfrente estaba el equipo de un club que, precisamente, ha hecho del scrum una religión.
El video de esa parte del encuentro ganado por el SIC y correspondiente al torneo de la Unión de Rugby de Buenos Aires está en el muro de Facebook de Alberto "El Uru" Sanabria, legendario pilar de Los Matreros, que ostenta un legajo de 46 años de vida y 26 temporadas consecutivas en el plantel superior sin faltar a un solo partido ("nunca una lesión ni una tarjeta"). Sanabria, que esa tarde venía de jugar los 80 minutos en la preintermedia y todo el segundo tiempo en la intermedia, resume lo que le tocó ver de ese scrum: "Hermoso. Disciplina y convicción. Todo eso y nada menos".
También en su muro de Facebook, Sebastián Perasso, uno de los más importantes divulgadores del rugby en la Argentina (su serie de libros "Rugby didáctico" es indispensable), publicó una definición exacta de las primeras líneas, a quienes alguna vez Marcos Julianes comparó con "jugar al polo, pero de caballos": "Disfrutan de ganar las pequeñas batallas; no saben de renuncias ni claudicaciones; son solidarios y sacrificados; resignan su lucimiento personal en beneficio de otros; llevan adelante una tarea decisiva pero poco vistosa; no son destinatarios de los más grandes elogios, pero representan todo lo que debe ser un jugador de rugby".
Perasso es también el autor del libro "Veco Villegas, pasión por el rugby" (Zona de Tackle), del cual se puede extraer un tratado del scrum, en el que Villegas hizo escuela. Si el scrum es el corazón del juego, Villegas ha sido su Favaloro. El trágicamente fallecido ex entrenador del SIC y de los Pumas decía que "el scrum es la única formación que es privativa del rugby y, por otra parte, no es solamente un aspecto técnico del juego. El scrum debe ser considerado como un medio y no como un fin".
El scrum, formación que siempre ha sido un sello del rugby argentino, vuelve a estar en el centro de la escena, traído especialmente de la mano de Belgrano Athletic, el club fundador del rugby nacional que pasado mañana irá por su primer título desde 1968. El pack de Belgrano dio una lección de scrum el domingo en la semifinal del Nacional de Clubes ante CUBA y desde allí construyó un triunfo sensacional. Edificado por Alejandro Conti y mejorado por Francisco Gradín (hijo), Belgrano muestra a través del fijo un camino útil de los tantos que tiene el rugby.
En la final del Nacional de Clubes tendrá enfrente a un Hindú que también tiene un scrum valioso. Mucho se habla de sus backs, pero en los últimos años el multicampeón de Don Torcuato se hizo fuerte a partir del fijo. Porque es en el scrum, al fin de cuentas, donde empieza el juego del rugby.


