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MENDOZA.– Si hay algo por lo que se caracteriza Angel David Comizzo es por su autenticidad al manifestarse. A pocos días de cumplirse veinte años de su debut en Talleres, de Córdoba, el 14 de febrero de 1983, el Flaco es uno de los referentes del plantel millonario y lo asume como tal, orgulloso, feliz.
“Es como si fuera ayer. A veces me pongo a pensar y digo ya hace 20 años; debuté cuando la mayoría de estos pibes nuevos de River ni había nacido. Pude atravesar una barrera de aquel fútbol más lírico a este más físico. Me acuerdo de todo, desde el momento en que don Angel Labruna me citó. Estaba en el entrenamiento en el Barrio Jardín y Labruna me dijo que al otro día llevara los documentos porque iba a debutar. Encima, cuando llegué a la pensión donde vivía recibí un telegrama que me avisaba que había nacido Darío, mi primer hijo”, cuenta el arquero, de 40 años, nacido en Reconquista.
–¿Hoy cómo estás?
–Bárbaro. Lo único que me molesta y fastidia son las concentraciones; ya me tienen podrido veinte años de rutina. Me siento intacto a la hora de entrenarme, de jugar. No he perdido el fuego sagrado que tengo dentro, que todavía me hace querer ganar hasta en los entrenamientos. Con Racing (el jueves último) me tocó ir al banco y estaba con los cables pelados. El día que pierda esa pasión no juego nunca más. Pero este escudo (se toca la insignia de River en su remera) exige mucho. No es fácil permanecer en este club y a esta altura de mi carrera. Nunca pensé en no concentrarme porque sería una falta de respeto hacia mis compañeros. Estamos todos en el baile, vamos a bailar.
–¿Es complicado mantenerse en el arco de River?
–Yo no peleo con nadie el puesto (se ríe con ganas). El fútbol es mucho más simple de lo que algunos lo quieren hacer parecer. El que anda bien juega siempre. Hace veinte años que estoy en el fútbol y con todos los entrenadores que tuve he jugado. No soy un tipo simpático: tengo un carácter de m... Tuve sólo dos entrenadores como amigos, Ramón (Díaz) y Carlos Reinoso, un chileno que me dirigió en León de México, y siempre jugué. ¿Por qué me mantuve? Por capacidad, sin duda.
–¿Pensás en el retiro?
–Sí, porque uno debe prepararse para eso. Aunque me podría retirar mañana y no me afectaría. Quiero conseguir algo importante con River esta temporada, y si lo logro, qué mejor manera de despedirme de los hinchas. Sólo me va a picar el bichito de continuar si el equipo no gana la Copa, pero si consigue la Libertadores digo adiós.
–Se te ve muy ilusionado con el equipo.
–Sí... Es como que algo importante va a pasar este año en River. Sí o sí River va a ganar un campeonato. Se está armando un plantel con buenos jugadores, pero sobre todo con buenos tipos. Nos conocemos y sabemos cómo nos manejamos; hay muy buena onda. Ojalá que mi intuición se cumpla.
–¿Cómo imaginás el clásico con Boca?
–No me imagino un River-Boca amistoso. Eso no existe. Es algo que me pone de la cabeza. Hay que jugarlo desde el corazón. Tengo mucha confianza en este equipo y estoy seguro de que a Boca le vamos a ganar los tres partidos del verano. ¿Qué me genera Bianchi? No influye en nada, es todo un verso. Hay algo especial que nos está ocurriendo, no puedo explicar qué es, pero lo demostraremos desde el primer momento en que trabemos una pelota.


