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Sarandí parece despegarse, por lo menos por un momento, de la crisis por la que atraviesa el país, y se regala un tiempo para los cantos, la alegría y la sonrisa. Y parece tener motivos. Con su victoria por 2 a 0 ante Instituto, que le permite mantener la punta de la Zona A, continúa construyendo la ilusión de conseguir el ascenso a primera división.
Los primeros minutos del partido no permitieron dar rienda suelta a la ilusión. Tanto Arsenal como Instituto parecían estar desorientados, carentes de conductores, sin ideas, ni fútbol.
Los pelotazos y la presión se transformaron en el común denominador, atrás quedaron la sutileza y el buen juego.
Sólo una jugada con pelota parada parecía ser la solución para destrabar la paridad. Y así fue. A los 21, tras un centro desde la derecha de Javier Morales, Facundo Gareca, de cabeza, marcó el 1 a 0 para los locales.
Instituto seguía sin encontrar la solución a sus propias limitaciones y, encima, a tres minutos del final de la primera mitad, los visitantes sufrieron la expulsión de Julio Moreyra.
La segunda parte encontró a Arsenal mejor parado, más inquieto y aprovechando el hombre de más que tenía en el campo de juego.
Poco a poco la figura de su conductor, Rubén Palavecino, comenzaba a agigantarse. Instituto, a pesar de las modificaciones tácticas, no lograba encontrar la solución a sus problemas.
A poco del final, a los 42 minutos, un contraataque conducido por Palavecino finalizó en el segundo tanto de Gareca, que liquidó el partido. Un justo 2 a 0.
Pero los cordobeses parecían estar sentenciados a no contar con la suerte de su parte. En la última jugada del partido, el arquero Gustavo Limia le contuvo un penal a Cristian Jeandet...
El idilio entre el público y el equipo parece no tener final. Los cinco puntos que lo separan a Arsenal de su escolta lo justifica.




