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El hombre del gorrito hacía fuerza con sus manos para abajo, quería quedarse ciego por un instante para no ver la frustración por otro título que se les escurría de las manos. Buscó taparse los oídos para no escuchar los ecos de los festejos en Avellaneda. Intentó masajearse la cabeza para ver si el 1 a 1 con Arsenal no se trataba de un mal sueño. Creyó consolarse con el "Y... habíamos perdido muchos puntos en el camino" para que la desilusión no doliera tanto, pero no hubo caso. El, como todo Vélez, sufrió la decepción de quedarse sin nada cuando la ansiada final-desempate con Newell´s estuvo ahí nomás, a un mano a mano de distancia, en un centro bien tirado.
Los jugadores se fueron levantando anímicamente uno por uno, aunque el que peor estaba era Gastón Sessa, responsable del gol de Arsenal. Ese tanto fatal, en el minuto cinco, cambió la historia. Quizás, de no haber ocurrido el error, el resbalón del arquero y el tanto de Hirsig, ahora Vélez estaría planificando la verdadera final.
Porque hizo méritos para quedarse con los tres puntos, pero le faltó frialdad en el área y voz de mando en una instancia clave. Se obnubiló, pensó más en lo que sucedía con Newell´s que en las carencias que mostraba en Liniers.
La gente, al igual que los futbolistas, pareció resignada de entrada. Mostraron muchos bastones azules y blancos, pero hicieron muy poco ruido. En un momento, se escucharon más los bombos de los cien simpatizantes que llegaron de Sarandí que los miles de hinchas velezanos. Apenas intentaron con un tibio "Newell´s está perdiendo, tenemos que ganar". Por eso, casi que entre ambos sectores se contagiaron los nervios y por eso el único ganador fue Arsenal.
Fue curioso que, desde el momento en que el equipo de Jorge Burruchaga se puso en ventaja, por un error del rival más que por mérito propio, como quedó dicho, nunca más cruzó la mitad de la cancha. Tampoco cambió la partitura con el tempranero empate de Fuentes, que puso las cosas 1 a 1. Como si el único objetivo fuera que Vélez no gane.
La hinchada de Arsenal, sobre el final, festejó el resultado y se lo dedicó a todo El Fortín: "Me parece que Vélez no sale campeón, me parece que Vélez no sale campeón, porque Arsenal, porque Arsenal lo ca..." y siguió con el "Un minuto de silencio, para Vélez que está muerto..."
El conjunto de Fanesi tuvo situaciones y transformó a Limia en figura. El arquero fue clave en la segunda parte, sobre todo en una doble tapada ante Cubero y Valdemarín. Más tarde tuvo otra doble intervención ante Bravo y Valdemarín, y también le ahogó el grito al Roly Zárate.
Vélez escuchó el gol de Insúa, el segundo de Independiente ante Newell´s, pero fue pura confusión. Terminó jugando con tres delanteros (Bardaro, Zárate y Valdemarín) y con Ocampo por Somoza, aunque sin ideas, a tal punto que la imagen del final se resumió en las indicaciones desesperadas de Fanesi desde el banco de suplentes y los centros para Pellegrino, que pasó a jugar de nueve.
En definitiva, Vélez miró tanto a Newell´s, a Independiente y a Arsenal, que no pudo con su propio yo. Nunca consiguió superar sus limitaciones. Y ahí hay que empezar a buscar las explicaciones de por qué no fue campeón.
1972
el año en que Vélez perdió con Independiente el torneo Metropolitano. Los de Liniers cayeron ante Huracán 2-1, y los Rojos superaron a Gimnasia 2-0. Para muchos hinchas, el de ayer fue un dolor similar
Alejandro Limia fue la figura en Arsenal. “Vi nerviosos a los jugadores de Vélez; era lógico: se estaban jugando una final. Para nosotros, el empate fue justo”, dijo.
Gastón Sessa fue reemplazado en el entretiempo por Peratta. El arquero de Vélez, que se equivocó en el gol de Hirsig, sufrió un desgarro en el isquiotibial izquierdo.
“Viví sensaciones encontradas. Casi le hago un gol a Vélez, que es como mi casa. No puedo renegar de mi pasado”, dijo Pompei, ovacionado por los hinchas velezanos.

