Boca: la diferencia entre el equipo de Alfaro y el de Russo en números y en funcionamiento
En Boca, el punto de inflexión se produjo en el momento justo. El ciclo pasado había perdido fuerzas en el tramo vital, pero Miguel Ángel Russo llegó con toda su experiencia a cuesta (incluido su pasado en el club xeneize, dirigió más de mil partidos en su carrera como DT) y volvió a elevarlo. Logre coronarse o no, los méritos en esta Superliga seguramente serán repartidos. Sin embargo, la sensación de que hay un equipo más completo, pleno y con ideas en común entre cuerpo técnico y plantel parece pertenecer más a este semestre que al anterior.
El hincha también se siente más identificado con lo que ve por estos días: la postura protagonista en cada uno de los partidos es uno de los motivos por los que las sonrisas son una constante. Y marca una pauta: arriesgar no significa sufrir más, al menos por ahora. Boca peleará la Superliga con River hasta la última fecha, pero al mismo tiempo se siente a gusto con las formas.
Si Boca está en el segundo lugar de la tabla de posiciones, mucha influencia tuvo Gustavo Alfaro. Ya lo expresó Eduardo Salvio hace algunos días: "Con él, en algún momento, tuvimos pasajes de buen fútbol y buenos resultados. Por algo estamos peleando la punta. No es casualidad". En el elogio se incluye la aclaración: los grandes partidos de aquel Boca se cuentan con pocos dedos.
De ahí que Russo, no bien llegó, debió lanzar mensajes en el vestuario para levantar a un grupo que "no estaba contento con los últimos resultados", según describió el actual entrenador hace algunas semanas. En realidad, había un desacuerdo general por la identidad mezquina que les fue disminuyendo los grandes números.
Entonces, si Boca no logra arrebatar el liderazgo con el enorme trabajo que está haciendo en 2020, quizás, es también responsabilidad de Alfaro. Con Miguel, el Xeneize está haciendo un sprint final de campeón, con estadísticas que asombran. En cuanto a la relación partidos-puntos, la carrera viene pareja: Alfaro alcanzó los 17 puntos en los primeros siete compromisos, mientras que Russo cosechó 16 en seis encuentros, aunque esa cifra puede desequilibrarse si le gana el sábado a Gimnasia.
Sí llaman la atención dos cuestiones vinculadas a los goles propios y ajenos. Por un lado, la voracidad para mirar el arco de enfrente. De la mano de Alfaro, el equipo gritó 19 veces en 16 cotejos, un promedio de 1,18; con Russo ya alcanzó 15 en 6, un promedio de 2,5 por partido: pasó por arriba a Central Córdoba (4-0), Godoy Cruz (3-0) y, el viernes, a Colón (4-0). Eso habla de lo peligroso que es Boca hoy en ataque. Hay mediocentros ("Pol" Fernández y Campuzano) que tienen el afán de distribuir la pelota y una delantera nutrida (Soldano y Tevez) por dos extremos-volantes (Salvio y Villa) muy rápidos y técnicos. Todos aportan. Todos ganan confianza. Todos empiezan a transmitir temor en los rivales.
"A medida que van pasando las fechas, los partidos son más complicados porque los equipos toman cada vez más recaudos. Cada partido será una experiencia importante siempre que nos mantengamos fuertes en ofensiva", analizó el hombre de 63 años sobre el impecable planteo del Sabalero en el primer tiempo: cortarle metros a los velocistas y tapar el fútbol de los de adentro. Por eso, sentenció: "Somos un equipo que tiene ambiciones, que sale a ganar. Los rivales cada vez van a tener más dureza desde lo táctico. No en todos los partidos vamos a ser cuatro goles, eh. Hay que tener calma, paciencia y saberlos romper".
El esquema 4-1-3-2 que está utilizando desde que asumió en la dirección técnica, con Campuzano muy expuesto en la mitad de la cancha durante los primeros partidos (hasta que los adversarios empezaron a darse cuenta de la manera de jugar de este Boca), hacía parecer que la zona defensiva podía correr algunos riesgos ante tanto espacio generado por la distancia que suele haber entre la posición del colombiano y la de Pol Fernández. No obstante, los números del arco azul y oro son increíbles. Y ese es otro de los puntos importantes de esta fórmula, por el momento, exitosa. Mientras que a Alfaro le convirtieron siete goles, a Russo sólo uno (Talleres). Es cierto, al primero no le hicieron tantos en las primeras siete jornadas, pero con una idea mucho más defensiva. Lo del actual DT tiene doble mérito: es muy ofensivo, pero no sufre problemas en defensa y con un Andrada que sólo tiene actuaciones sobrias. No tiene que intervenir seguido.
Otra cosa a destacar es que Miguel encontró muy pronto el equipo que le puede dar alegrías. Y lo consiguió, mayoritariamente, con lo que heredó. Fernández es el único refuerzo (Zambrano es el otro) que es titular. No precisó demasiadas incorporaciones. Y ahí está el juego que queda por comprobar: se verá si le alcanzará para alzar el trofeo de la Superliga o pelear la Copa Libertadores, aunque este último tiene la posibilidad del receso de mitad de año para sumar jugadores al plantel.
Así las cosas, los futbolistas se sienten más a gusto e identificados con el legado boquense. "Hay que remarcar que el equipo no sólo gana, sino que también gusta. Está jugando bien al fútbol", dijo Carlos Tevez un par de partidos atrás, aunque en el análisis del encuentro ante Colón, resumió lo que es Boca hoy: "Si no tenemos la pelota, no nos sentimos cómodos".
Salvio, por su parte, hace tiempo reconoció diferencias entre uno y otro: "Son ideas diferentes las de Russo y Alfaro. A veces un equipo asimila una idea mejor que otra. Nos está gustando mucho esta forma de jugar que estamos mostrando, también debe tener que ver con el nivel de los que están en la cancha. Nos gusta ir para adelante, lo venimos haciendo bien".
El Boca de Russo anda bien arriba y abajo. Aún teniendo el arco contrario entre ceja y ceja. La idea promete mucho para el futuro.
Russo: "Tenemos un plantel corto"
Más méritos tiene la labor de Miguel Russo en Boca si se tiene en cuenta que, si bien intentó disimularlo, nunca terminó de estar conforme con el armado del plantel. "Nos faltan algunas cosas", solía decir en medio del mercado de pases, pero en los últimos días, incluido en Santa Fe, se encargó de hacer saber que "hoy por hoy tenemos un plantel corto para lo que queremos".
"Falta mucho todavía, pero quiero más", expresó, con intenciones serias de que en el próximo receso haya más refuerzos. Su frase habitual en la que asegura que necesitarán de todos cuando arranque la Copa Libertadores (Boca debuta el martes) tiene su principal argumento en arreglárselas como pueda para cubrir la falta de un material más adecuado a sus intenciones.
Las dificultades en la zaga le dieron más fuerza a su pensamiento: Izquierdoz llegó a la quinta amarilla y, al igual que López (lesionado) y Ávila (expulsado en Reserva), no estará ante Gimnasia. Así, Alonso mantendrá su lugar y Zambrano debutará, en una dupla de selección que promete.
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