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Copa América Femenina: La Argentina, unida en sus diferencias generacionales, busca ante Colombia un triple premio
Música, asado, costumbres; un viaje a la intimidad del seleccionado que esta noche intentará ser finalista y obtener el pasaje para el próximo Mundial y los Juegos Olímpicos
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Dalila Ippolito es la encargada de pasar música en el plantel argentino: cuenta que le gustan todos los ritmos. Ya parte de la Generación Z porque nació en 2002 y tiene 20 años, la número 10, hoy en el Pomigliano de Italia, jugó aquí un desafío musical y no conoció a Los Piojos. Pero sí a Bizarrap, a Los Palmeras, a Tini Stoessel. “Soy más de reggaeton y cumbia”, confesó entre risas. El día anterior, Estefanía Banini, que tiene 32 y usa la 22, le había tomado una prueba similar: la Selección transita su Copa América en Colombia con un cruce generacional que se resume entre estas dos jugadoras, más allá de los estilos musicales.
En la intimidad, la canción para celebrar triunfos es “La cumbia de los trapos” y ahí hay consenso: las más jóvenes salen del vestuario encabezando la hinchada. Ahí van Dalila, la arquera Solana Pereyra, la volante Maricel Pereyra, la delantera Marian Larroquette, y Laurina Oliveros, otra de las arqueras. “Al equipo que tiene más aguante, lo llevo adentro del corazón”, cantan. Las más grandes avanzan, detrás, con el perfil bajo: las centrales Agustina Barroso y Aldana Cometti, la propia Banini y Vanina Correa, la 1, que con 38 años disputa su última Copa América. Ahora Argentina está en Bucaramanga esperando la semifinal de este lunes contra Colombia (hoy desde las 21, hora argentina, por TV Pública y DirecTV, también por Radio Nacional y DSports Radio, y también por la app de Relatores), pero la fase de grupos le tocó en Armenia.
Allí, después de varios días moviéndose del hotel al entrenamiento y al estadio como únicos destinos, pudo degustar un asado. El ritual, uno más, había arrancado en Ezeiza, en el predio, cuando pidieron la parrilla que usa el plantel masculino para tener su propio encuentro.
Aquí el menú fue cuidado: carnes sí, pero chorizo no porque tiene mucha grasa. La guarnición: ensaladas. Un trabajador del hotel donde se alojaron fue el encargado de cocinar hasta que la utilera Angélica Romero notó que faltaba poco más de una hora para la cena y el hombre no había arrancado a prender el fuego. Lo retó y se puso entonces a encender el carbón y lo necesario para que la delegación comiera.
La estadounidense nacionalizada argentina Sophie Braun, otra de las jóvenes, mostró su alegría ese día cuando conoció el menú. Habla muy pocas palabras en castellano y comparte habitación con Oliveros, que sabe inglés porque vivió en Estados Unidos de niña. Lauchi, en efecto, aprendió a jugar al fútbol en el país de Braun, que es hija de madre argentina y recibió con felicidad el ofrecimiento de vestir la celeste y blanca.
Aquí confesó entre risas que no le gusta el mate, pero que sí ama las milanesas. Recordó que cuando era niña y visitaba a sus abuelos en Buenos Aires iba con su hermano casi a diario a la panadería del barrio a comprar churros con dulce de leche y que también la pizza argentina es una de sus comidas favoritas. Cuando todas cantan la cumbia de celebración, Braun sonríe y alienta moviendo el brazo.
Germán Portanova, el entrenador, se comunica con ella con la colaboración del videoanalista Nicolás Valado. Braun es una de sus polifuncionales. El DT es uno de los obsesivos de la delegación. En Ezeiza, en la preparación previa, caminaba por la concentración con una planilla con una cancha dibujada y charlaba cuestiones tácticas con cada futbolista que se cruzaba. Aquí duerme poco. Junto con su equipo miran los partidos y a las rivales una y otra vez. De hecho, pegan fotos del adversario de turno con las caras de las futbolistas para que las argentinas puedan identificarlas fácilmente. Al lado de cada imagen aparecen, además, datos: perfil más hábil, puntos altos y puntos bajos.
El técnico no podrá estar en el banco de suplentes contra Colombia porque recibió dos amarillas en lo que va del torneo y tiene que cumplir la sanción. Las únicas escenas en la que se mostró distendido fue en la previa a los entrenamientos del seleccionado. El cuerpo técnico llega siempre antes y arma la cancha para jugar tres contra tres. De un lado, el equipo del DT, junto a Valado y al entrenador de arqueras Mauro Dobler, suelen liderar los choques contra el ayudante Sebastián Gómez, el preparador físico Franco Caponetto y el utilero Maxi Ledesma, que musicaliza los viajes en combi del CT con Los Redonditos de Ricota.
En una de las prácticas en Armenia, al lado del cuerpo técnico y antes de que llegaran las futbolistas fueron las policías que cuidaban al plantel quienes se pusieron a patear al arco mostrando su calidad. María Camila Lascarro, una de las uniformadas, contó que jugaba al fútbol desde los 7 años. Jugaba de 10 en el Club Deportivo Real Pumas de Barranquilla hasta que se sumó a las fuerzas de seguridad. Acá llamó la atención del cuerpo técnico: “Muy bien, te destacás mucho”, le dijo Portanova y despertó su sonrisa. Ya en Bucaramanga, la concentración estuvo puesta en descansar. El viaje desde Armenia, que incluyó escala en Bogotá, fue cansador para el plantel, que llegó aquí el sábado después del mediodía. La llamada “Ciudad de los Parques” es más calurosa que Armenia.
Este domingo por la tarde el equipo se entrenó en el predio de la Universidad Industrial de Santander y Portanova repitió la costumbre que llevó a cabo todo el campeonato: la prensa sólo pudo ver los primeros 20 minutos, en los que en general el plantel hace entrada en calor y juegos con pelota.
Soledad Jaimes, que cuando llegó a Colombia sufrió un esguince en el tobillo derecho pero ya está recuperada (para conseguirlo se levantaba casi de madrugada para ir al gimnasio y hacer ejercicios en la pileta del hotel), habló ante los medios. Nunca hasta aquí hubo tantos periodistas cubriendo a la Selección en esta Copa. Sobre la posibilidad de clasificar directo al Mundial y a los Juegos Olímpicos, los dos objetivos que Argentina conseguiría en caso de pasar a la final, la delantera dijo: “Somos un equipo de adultas pero también de jóvenes. Para las más grandes sería muy importante, para mí personalmente sería muy especial. Nunca fui a un Juego, es mi sueño retirarme y disputar unos Olímpicos con la Selección”.
El estadio Alfonso López tiene capacidad para 25 mil personas y se espera que esté repleto. Colombia llega como la favorita, con puntaje ideal en su grupo y el apoyo de su gente. La mezcla de experiencia y juventud de Argentina intentará el Bucaramangazo y después sí, salir cantando y bailando cumbia del vestuario.
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