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"Esto es una racha diabólica", dijo, alguna vez, Héctor Veira, una frase más que alimentó a su personaje cuando, en 2001, Lanús sufría goles en los últimos minutos. El mismo entrenador dejó hace apenas unos días San Lorenzo víctima de una serie negativa evidente, que tampoco se detuvo el sábado último con el empate 1 a 1 ante Instituto, en Córdoba, ya con Gabriel Rodríguez como DT, el coordinador del fútbol juvenil.
Son 14 los partidos que San Lorenzo no logra un triunfo entre el Clausura y la Libertadores. Y lo curioso, más allá del dato elocuente, es que se encuentra a un cotejo de su peor racha. Fue en la temporada 89/90, y singularmente también estuvo el Bambino al frente del equipo en la mayoría de aquellos encuentros.
Los tres goles de Peirone en el contundente 3 a 0 con Boca, en el Nuevo Gasómetro, por la segunda fecha del Clausura, provocó un clima de efervescencia en el Bajo Flores, que rápidamente se apagó. Luego de esa victoria comenzó la serie negativa. Y esta noche, ante Once Caldas, será una buena ocasión para terminarla.
¿Cómo fue aquella historia? San Lorenzo sufrió una renovación de jugadores. Se habían ido Pogany, Coloccini, Madelón, Ortega Sánchez y Gorosito, entre otros. El Ciclón se reforzó con jugadores que no rindieron -Tony Gómez y Ciraolo, por ejemplo- y los más conocidos eran Siviski, como enganche, y en el ataque actuaban Ferreyra y el Beto Acosta. La racha negativa de 15 partidos -están incluidos dos cotejos de una liguilla ante River- finalizó en la 16a fecha del torneo, con el triunfo frente a Platense por 1 a 0. Esta racha tiene un agregado especial: San Lorenzo no tenía escenario propio. El estadio de Huracán era su casa habitual. Se fue Veira y lo reemplazó Roberto Saporitti, pero el equipo siguió por mal camino. Lo mejor de aquellos años fueron los goles del Beto Acosta. Sí, los mismos que hoy extraña el Ciclón, luego de su último y determinante paso.
La salida de Veira, en estos tiempos, le provocó un aire fresco al plantel, ahora bajo la mirada de Rodríguez. El empate ante Instituto -más allá del débil adversario y la imposibilidad del triunfo- generó tranquilidad por una razón: San Lorenzo marcó un gol, el anotado por Germán Herrera, luego de una sequía de 602 minutos, entre partidos de la Libertadores y el Clausura. Fue un estímulo, ya que quebró al menos una serie negativa.
Aquella ocurrencia del Bambino define, en parte, el presente de un equipo -de un club-, que está en crisis por la pelota y otras cuestiones, mientras sueña con un triunfo. Apenas con un triunfo...
Esta noche, a las 21.30, en el Nuevo Gasómetro, San Lorenzo se enfrentará con Once Caldas, de Colombia, el último campeón, en el partido que marcará la despedida del equipo azulgrana de la Copa Toyota Libertadores, ya que fue eliminado la semana última, tras la caída ante Cobreloa, en Chile, por 2 a 0, en el último partido de Veira como DT. El match, por el Grupo 7, será dirigido por el boliviano Iván Gamboa.



