El desahogo de Leonardo Sigali en el agónico gol que le dio la victoria a Racing sobre Boca

El empate de Boca en el segundo minuto de descuento había golpeado fuerte en el ánimo de los jugadores de Racing en la noche del martes en el Cilindro de Avellaneda. Pero, todavía con algo más por delante, la Academia se lanzó a la última esperanza con un tiro libre sobre la hora. Ese centro de Emiliano Vecchio, que volvió al equipo luego de más de un año y fue figura, fue el prólogo del salto, el cabezazo y el desahogo de Leonardo Sigali por el gol agónico que convirtió para el triunfo por 2-1 por la Copa de la Liga.

El capitán, que apareció de atrás sin marca y vulneró a Sergio Romero, salió gritando con furia, se sacó la camiseta en la carrera, la agitó como si fuera una bandera y recorrió casi 50 metros hasta lanzarla al aire. A puro grito, a pura descarga. En una marcha frenética que lo llevó hasta detrás de los bancos pateando una silla, golpeando un blindex y quitándose de encima algunos de sus compañeros y agentes de seguridad.

Hasta plantarse de cara a la platea para gritarlo con los hinchas. Y gritárselo, además, a ellos, que lo habían tomado como uno de los blancos de las mayores reprobaciones en la última etapa. Sobre todo luego de su abrazo en señal de respaldo a Fernando Gago cuando el DT ya tenía las horas contadas en aquel 1-1 ante San Lorenzo con gol del defensor. Aquel día no habló, expresó su punto de vista en el gesto en medio de los cuestionamientos al entrenador que dejó el cargo.

Esta noche del martes, Sigali volvió a sentir el malestar de los fanáticos de Racing. En el empate de Miguel Merentiel, no llegó al cruce del centro de Marcelo Saracchi, se topó con su arquero y el goleador de Boca no perdonó el desencuentro de los rivales. Entonces, volvieron los silbidos y los insultos apuntando a quien ya había sentido eso en otros juegos anteriores.

El gol y el desahogo de Sigali

Los dos últimos partidos en Avellaneda habían sido caldo de cultivo para más cortocircuitos con la gente. La caída por 2-0 ante Independiente, que marcó el final del ciclo de Gago, y la siguiente derrota frente a Platense por 2-1. Esa noche, sintió en carne propia el fastidio desde las tribunas: en el segundo tiempo, con el juego 0-2, cada vez que tocaba la pelota bajaban los silbidos. El abrazo con Gago había caído mal. Y Sigali la pasó peor.

Los silbidos a Sigali frente a Platense

Pero este martes volvió al gol, en un momento clave y tenso del partido. Y exteriorizó toda la carga contenida por el destrato. Lo apuntan, no le perdonan nada, en medio de una temporada floja del equipo, que incluyó la eliminación por penales ante Boca en la Copa Libertadores. Aunque la Academia esté en la pelea por clasificarse a los cuartos de final de la Copa de la Liga. Hay una herida abierta.

Al final, antes de irse al vestuario, usó su mano derecha como visera y comenzó a mirar hacia los hinchas, como quien busca a alguien. La incertidumbre sobre la actitud que tendría quedó en una ironía, porque se enfocó en alguien, señaló y saludó, antes de meterse al vestuario.

El héroe de la noche gritó el gol como si fuera el del campeonato. Pero, más allá de la victoria agónica, la celebración desaforada fue para hablar como más le gusta al introvertido capitán: con gestos adentro de la cancha. Aunque esta vez haya sido una descarga contra los propios hinchas de la Academia. Con una carrera loca, con ese desahogo que soltó a los cuatro vientos, Sigali también apagó la tormenta que cernía en la noche de Avellaneda.

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