Historias de goles detrás de Marco Ruben

Hay un mundo que cuenta historias de goleadores detrás de Marco Ruben . No sólo se trata de inmortalizar la fantástica campaña del artillero de Rosario Central, que anotó 24 tantos en 32 partidos entre el certamen local y la Copa Argentina, torneos en los que se mantiene vigente el apetito del conjunto de Arroyito. Son, eso sí, otros tiempos: Martín Palermo llegó a marcar 20 goles en 19 partidos, un récord en los torneos cortos, en el exitoso Apertura 2008. Espían a Ruben (21 goles) en el campeonato local, cinco personajes curiosos, llamativos. Buscan un premio mayúsculo: inscribir su apellido debajo del inalcanzable número 9. Leandro Fernández , de Godoy Cruz (14), es un auténtico desconocido para el gran público... y nunca fue un clásico artillero. Claudio Bieler (12) redescubrió su fuego con el arribo de Facundo Sava, un antiguo goleador, en Quilmes. Fernando Cavenaghi (11), hoy en el fútbol de Chipre, mantiene el tercer lugar: toda una curiosidad que desnuda a sus colegas. Jonathan Calleri (10) resulta el único actor rutilante; desde que partió Daniel Osvaldo, a mitad de año, los reflectores exhibieron su figura. Y la mano abierta del quinteto de goleadores secundarios la cierra un tal Alejandro Gagliardi (10), un volante... disfrazado de atacante.

Sus pequeñas semblanzas sobrevuelan por los aires, si se desnudan casos de goleadores establecidos, amantes de las redes ajenas, como Diego Milito (6 goles), Ignacio Scocco (5) o Mauro Obolo (5), entre tantos otros con la pólvora mojada. El primer caso es el de Leandro Miguel Fernández, de 24 años: nunca fue goleador. Entre Defensa y Justicia, Tijuana (México), Ferro y Comunicaciones (Guatemala), había conseguido 17 conquistas en torneos locales... en toda su carrera. Hermano de Brian, el joven de Racing, que atraviesa un duro trance por haber dado positivo dos controles antidoping, suele aceptar sus pasos en falso. "A veces se me sale la cadena", asume el protagonista que admiraba a Bichi Fuertes y que sueña con pisar, algún día, un campo de la Premier League.

Claudio Bieler es un artillero de toda la vida. A los 31 años, se muestra vigente en Quilmes, aunque lejos de los focos estelares. Exitoso en la Liga Deportiva Universitaria, de Quito, con pasos entre vaivenes por Racing, Newell's y Kansas City, su impronta está alejada de los 109 goles que marcó en su trayectoria. Con 12 y en silencio, volvió a vivir desde que Facundo Sava descubrió su receta audaz. "A los delanteros nos favorece el juego ofensivo, porque vivimos del arco contrario. Tenemos la posibilidad de contar con más situaciones de gol, algo que en los primeros partidos del torneo se había hecho muy difícil", contó, semanas atrás.

La presencia de Fernando Cavenaghi, el goleador histórico que convive entre los diez más efectivos de la historia de River, es todo un símbolo. Permanece con 11, en la cuarta ubicación: sus adversarios del gol no lo pueden superar. En Apoel, a los 32 años, explota su olfato: lleva 13 gritos en 9 encuentros. En el equipo millonario solía ser una opción secundaria, detrás de Teo Gutiérrez, Rodrigo Mora, Lucas Alario y hasta de los juveniles Gio Simeone o Lucas Boyé. "Me fui del club como quería, con una gran imagen para que la gente me recuerde siempre así, como uno de los máximos goleadores de la historia del club", declaró, tiempo después de alzar la copa más maravillosa.

Jonathan Calleri se recibió de goleador en Boca. Con diez tantos en el certamen doméstico, a partir del arribo de Carlos Tevez construyó una vertiginosa relación con el arco adversario. "Tevez me ayudó a marcar goles y a ser más paciente", sugirió. Ahora no sólo aspira en un futuro cercano ser parte de la selección: entiende que fue un acierto no haberse alejado (tuvo ofertas del exterior) cuando no era la primera opción de Rodolfo Arruabarrena. A los 22 años, con 29 goles sobre su espalda (All Boys y Boca), el futuro le pertenece.

El círculo de los artilleros lo completa... un volante de un equipo que está al borde del precipicio. Alejandro Gagliardi, el dueño de la camiseta número 8, cuenta 10 tantos para Nueva Chicago. Surgió de las inferiores de Instituto, club en el que actuaba como clásico número 9. En Central, All Boys, Unión relanzó su carrera como mediocampista... hasta el click que le provocó Rubén Forestello, otro entrenador que descubre goles detrás de la sequía existencial.