Iván Marcone, el futbolista que más se destacó durante la cuarentena

Iván Marcone sabe más que nadie que su rendimiento en Boca está lejos de coincidir con las altas expectativas que generó su arribo a comienzos de 2019. Los ocho millones de dólares que se le abonaron a Cruz Azul estaban justificados por un volante central al que le había bastado sólo seis meses para ser figura del fútbol mexicano y que todavía tenía fresco el enorme ciclo en Lanús, en donde fue pilar fundamental para obtener tres títulos locales y jugar la final de la Copa Libertadores (2017) por primera vez en la historia.

Incluso, resultaba necesaria una gruesa inversión ante la salida de Wilmar Barrios, un jugador que dejó un grato recuerdo en el xeneize. Sin embargo, pese a ser dirigido por un viejo conocido como Gustavo Alfaro, con el que coincidió en Arsenal (con él también se consagró por triplicado), no logró asemejarse a las grandes versiones que mostró tanto en Sarandí como en el Granate. Tuvo picos de intrascendencia y sólo un puñado de buenas actuaciones. Esos fuertes aplausos que -todavía- no pudo ganarse en las tribunas de la Bombonera, los obtuvo durante esta cuarentena.

Nacido en el sur del conurbano bonaerense, la pandemia de coronavirus y, por ende, la situación crítica en muchos barrios humildes, lo activaron a pensar todavía más en las necesidades sociales. Porque aunque su carrera fue creciendo, jamás olvidó sus raíces y estuvo encima de aquellos que requirieron una ayuda: ser presidente del club social y deportivo Belgrano, de Sarandí, donde dio sus primeros pasos en el fútbol (Rodrigo De Paul fue otro de los que creció allí), fue una manera de estar pendiente permanentemente. Es por eso que, además de ponerse los pantalones cortos en su casa para entrenar a través de Zoom junto al plantel, también se puso los largos para colaborar en los lugares más carenciados.

Ayudar a las personas que más lo necesitan, me hace muy feliz

"Poder ayudar a las personas que más lo necesitan, me hace muy feliz. Llevo mucho tiempo recorriendo las calles y veo las necesidades que hay. Tratamos con mis amigos de ser solidarios", fue una de sus respuestas en la entrevista con los hinchas en YouTube.

Fueron muchas las jornadas de entrega de provisiones. ¿La más reciente? Este jueves, en el barrio Villa Inflamable, de Dock Sud, en el que cocinó tartas de jamón y queso para los chicos del Comedor Jorgito. Ese lugar es uno de los que más concurre. El 31 de mayo les dedicó unas palabras en su Instagram: "Que la risa de los niños nos alegre el corazón; que la fe de los niños nos serene el alma; que el amor de los niños inspire nuestras acciones. Padrino Feliz. Estamos juntos", posteó con una imagen junto a un grupo de chicos.

Ni siquiera el día de su cumpleaños se privó de ver la felicidad en otros: el 3 de junio, sus regalos fueron las sonrisas que generó en un polideportivo de Villa Azul, en Wilde. "No pasa nada Azul, no están solos! Ayudándonos es más fácil, Estamos Juntos!", escribió en la red social. Incluso, en medio de su colaboración, el 24 de abril logró ser recibido por el intendente Jorge Ferraresi y el jefe de gabinete Alejo Chornobroff de la Municipalidad de Avellaneda para saber cómo podía contribuir con la salud pública local.

Aunque se ha ganado merecidamente el reconocimiento por sus acciones sociales, en Boca debe dar mucho más. Mientras que con Alfaro disputó 41 encuentros (todos de titular) de los 50 que duró el ciclo, con Miguel Ángel Russo perdió el puesto: se inclinó por Jorman Campuzano para un puesto vital en su estructura súper ofensiva, en el que había que ser veloz para el ida y vuelta, inteligente para leer los contraataques rivales y, sobre todo, adaptarse a jugar prácticamente solo en la mitad del campo.

"El volante central requiere de muchas cualidades. Tenés que estar atento a lo defensivo, de darle equilibrio al equipo y participar a la hora de atacar. Es un puesto donde estás continuamente activo, participando de cada jugada", describió el mediocampista, de 30 años. Quizás, sea todo eso lo que le ha costado con este nuevo estilo.

Porque, de hecho, cuando a Marcone le tocó ingresar ante Talleres, en Córdoba (2-1), para reemplazar al colombiano, se evidenciaron sus dificultades para adaptarse y el equipo empezó a sufrir un encuentro que parecía tener controlado. Por eso, desde ahí jugó desde el inicio sólo dos encuentros en el equipo campeón de la Superliga: ante Caracas (1-1), en el debut de la Copa Libertadores y frente a Godoy Cruz (4-1), en la apertura de la Copa Superliga, sumando otros 24 minutos desde el banco ante Central Córdoba, de Santiago del Estero.

En la entrevista con los fanáticos aseguró que Sergio Busquets y Casemiro (los números 5 de Barcelona y Real Madrid, respectivamente) son los mejores en su puesto actualmente y que el mejor volante central de la historia de Boca fue Sebastián Battaglia, aunque le agradó siempre el estilo de Mauricio Serna y Fernando Gago. Sin embargo, hubo un jugador que siempre fue su gran influencia: "Mi referente desde chico es Fernando Redondo. Fue un jugador que yo disfrutaba verlo. En mi infancia miraba videos suyos para aprender".

Iván Marcone tiene una deuda en Boca, pero durante esta cuarentena no se relaja: entrena para volver a ganarse un lugar y se hace ejemplo ayudando a los que más lo necesitan.