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FORMOSA.- Las diferencias entre River y Sportivo Rivadavia de Venado Tuerto quedaron evidenciadas en la cancha. Incluso, el contundente 3-0 de los millonarios pareció escaso para marcar la distancia entre uno de los dos clubes más importantes del fútbol argentino y un humilde equipo de Venado Tuerto que participa en el Federal B. Pero la Copa Argentina tiene eso. Borra las diferencias, junta los extremos, hace parecer que todo está al alcance de la mano para cualquiera.
Cuando terminó el partido, las diferencias volvieron a quedar en evidencia. Mientras que las estrellas millonarias se fueron al vestuario con la alegría justa y necesaria por haber accedido a los 16vos de final, los futbolista de Sportivo Rivadavia salieron por el mismo túnel, caminaron en la misma dirección y llegaron al mismo vestuario. Las sonrisas en sus rostros eran imposible de borrar. Estaban sucios, agotados y, ahora, a unos cuantos metros de su camarín.
¿Qué hacían en la puerta del vestuario de River? Con las camisetas en sus manos, esperaban que se abriera la puerta para poder intercambiarlas con las de los jugadores de River.
El fútbol es el arte de lo imprevisible. Por eso, pese a la gran diferencia entre ambos, los futbolistas de Sportivo Rivadavia llegaron a Formosa ilusionados con el dar el batacazo. Así quedó demostrado en la charla motivacional que tuvieron en el vestuario, que incluyó la tranquilidad del entrenador Marcos Gutiérrez (exarquero de Huracán), un rezo grupal y un cierre efusivo del capitán Rotondo. Vale la pena verlo:
jp/ae


