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Cuando una victoria se consigue con el mínimo esfuerzo, más allá de las virtudes del vencedor habrá que encontrar las explicaciones en los defectos de aquel que se quedó sin nada. Esta caso bien puede aplicarse al triunfo de Lanús, inobjetable y tan claro como el mal momento de Rosario Central, errante en el Clausura y de mal paso en la Copa Libertadores. El 2 a 0 del final marcó una nítida diferencia entre un equipo que, aún con sus limitaciones a cuestas, se aferra a un estilo de juego y otro que se mueve entre intenciones borrosas.
Todos buscan respuestas en el plantel rosarino. Incluso el cuerpo técnico encabezado por Angel Zof. Y, quizá porque ahora no abundan las explicaciones, sea entendible ese silencio del final, esas miradas al suelo con paso rápido hacia el ómnibus y nula respuesta hacia la insistencia de la prensa.
Central se mantuvo a flote durante un buen rato. Lanús tuvo un leve dominio territorial, pero nunca se volcó con fuerza hacia el arco rosarino. Fue un primer tiempo aburrido, con demasiados pases largos y muy poca justeza en los pases. La fricción resultó intensa y siempre se impusieron los volantes de contención por encima de los de creación. Apenas si el conjunto local marcó alguna diferencia con el buen toque de Manicero, que siempre manejó la pelota la ras del suelo. Ninguno de los dos encontró la indentidad que tanto buscaba.
Lanús cambió en la segunda etapa. Y le alcanzó con el mayor compromiso de Aguirre y con la mayor certeza de Archubi. Así se topó con la apertura. La jugada empezó por la derecha. Aguirre habilitó a Archubi; cuando parecía que la pelota se perdía por la línea de fondo, el volante sacó un centro y Fabbiani venció a Ojeda con un buen anticipo.
El conjunto dirigido por Ramón Cabrero se tranquilizó y manejó la diferencia. Se retrasó unos metros y, como consecuencia, perdió la pelota. Central fue tan inofensivo que nunca inquietó a Bossio. Y bajó definitivamente la guardia cuando Leto, en la primera pelota que tocó tras haber reemplazado a Archubi, consiguió la segunda conquista tras una combinación con Fabbiani, el más destacado.
No hubo nada más que hacer porque el defensor cerró todos los caminos y porque Central careció de los argumentos suficientes como para crearles cierto compromiso a los defensores granates. Con esfuerzo y aceptando sus propios puntos flojos, Lanús alcanzó los siete puntos y se mantiene expectante. Los rosarinos, aquejados por todas las dudas, se mueven a tientas.
"El triunfo fue justo, pero Lanús tiene que jugar mucho mejor. Luego del primer gol, debimos tener la pelota y no lo hicimos", dijo el DT.
Central sufrió tres caídas en siete días: con Gimnasia, de Jujuy (0-1), Atlético Nacional (0-1, por la Copa Libertadores) y Lanús (0-2).



