Otra triste historia
La pelea interna en la hinchada de Racing dejó otra tarde negra; esta vez, en La Plata, se enfrentaron entre ellos y una persona terminó internada; está grave
LA PLATA.- Hugo Correa, de 22 años, alias Woker, quedó internado en el Policlínico San Martín, de esta ciudad; está en estado grave pero estable, habló y pudo ser identificado. Tiene politraumatismos varios, muy comprometido el ojo izquierdo y un traumatismo encéfalo craneal, por lo que seguirá internado, según informó el doctor Jorge Méndez del Policlínico de La Plata.
El parte médico es el doloroso saldo de un nuevo capítulo de la feroz lucha interna en la hinchada de Racing, que en el estadio de Estudiantes terminó con la paliza que recibió Correa, ahora hospitalizado, quizás en uno de los choques más descarnado desde que comenzó la triste historia, hace poco más de un año, de pelear entre hinchas de un mismo club.
El Comité Provincial de Seguridad Deportiva (Coprosede), informó que fueron detenidos 25 hinchas, entre los cuales se encontró un arma blanca. Todos fueron demorados por la contravención al artículo 10 de la Ley del Deporte y estarían implicados en la causa penal por lesiones, atentado y resistencia a la autoridad.
Ironía del destino o simplemente el sarcasmo de los violentos: el escándalo se desató cuando todo el estadio estaba en silencio por la muerte de Juan Pablo II y en los altoparlantes se escuchaba: "El Papa de la paz...". Eran las 14.02 cuando las dos fracciones de la barra brava de la Academia -La Guardia Imperial y la Banda del Morro, que respondería a Héctor Heredia, alias Jaimito- se enfrentaron en la tribuna visitante por algo más de 10 minutos, antes del comienzo del partido.
Intervino la policía, que buscó e intentó separar a los dos bandos; arrastró hacia afuera del estadio a la Barra del Morro y, mientras el grupo se dispersaba, Correa quedó relegado; aislado en medio de los hinchas que responden a la Guardia Imperial, recibió una feroz golpiza.
Durante tres o cuatro minutos unas 20 personas golpearon sin piedad a Correa; iban del centro de la tribuna hasta el final de las gradas, con el muchacho herido. Incluso, se vio cómo era pateado en el piso ante la ausencia policial, empeñada en retirar al resto de la Barra del Morro.
En ese instante otro grupo de infantería ingresó en el sector para retirar a Correa, que estaba en el piso, mientras otros agentes contenían a los integrantes de la Guardia Imperial para que no siguiesen golpeándolo.
Todo culminó con disparos de bala de goma al aire y un claro mensaje para los inadaptados de parte de sus pares de tribuna: "No son de Racing" y "Váyanse todos".
Una vez que se calmaron los ánimos, con un cordón policial que dividía la tribuna en dos, comenzaron las preguntas: ¿por qué ingresaron los violentos si desde el Coprosede se informó que se aplicaría el derecho de admisión para ambas parcialidades? ¿Qué motiva a estos hinchas a continuar con este enfrentamiento?
Según informó el Coprosede, los 25 hinchas -que serían de la Barra del Morro- que ingresaron y después fueron detenidos, no estarían en la base de datos que posee el personal de investigación. Hoy, el Comité de Seguridad verá los videos de los incidentes y determinará si tenían prohibición de asistencia.
La Barra del Morro y la Guardia Imperial, ahora compuesta por la fusión de tres frentes -"Los del Doque", "Los Racing Stones" y "La 95"- son los grupos antagónicos.
La puja por el poder del corazón de la hinchada de Racing no es nueva. A principios del año último, en varias ocasiones, los mismos grupos ya se habían cruzado. Los problemas tuvieron diferentes escenarios: Rafaela, la cancha de Lanús y La Plata, justamente en la cancha de Estudiantes, el 8 de mayo de 2004, por la 13» fecha del Clausura cuando Racing cayó por 1 a 0. La lucha interna tiene un antecedente inmediato: en la 2» fecha del Clausura, ante Olimpo en Avellaneda. Allí Javier Quintana, de 29 años, fue herido con un arma blanca. Ese choque se produjo en la puerta 14 del estadio de la Academia.
¿Qué motiva a los inadaptados a tanta violencia? Lo único claro es que poco tiene que ver con el amor por la camiseta: los choques parecen más ligados a intereses personales que con los pasión por los colores del club.