Palermo, el gol 100 y un festejo especial

Si había un hombre que se merecía este desahogo era Martín Palermo. El, como pocos, personificó los vaivenes de Boca en este semestre, que termina en alza pero que merodeó por el fondo del espíritu en varias ocasiones. Y ese desenfreno llegó con ese gol, el primero, que es un número, pero que es también un campeonato. Porque el delantero anotó su 100º tanto justo para darle la Copa Sudamericana a Boca, que necesitaba de este éxito como nunca antes.

El gol, también, lo sitúa 6º en la tabla histórica de goleadores xeneizes. Pero es más importante porque Palermo fue, junto con Abbondanzieri, el mejor jugador del semestre, el hombre que sostuvo al equipo incluso en los peores momentos. Por eso la conquista responde con justicia a la situación.

Cuando Boca parecía hundirse, aquella tarde de la derrota ante River en el Monumental, surgió la experiencia del atacante. El 7 del mes último, algunos minutos después de que Miguel Brindisi comunicó su renuncia, Palermo les habló a sus compañeros; los retó, en realidad. Les dijo que él no había vuelto para regalar prestigio.

La arenga, de a poco, dio resultados. Es cierto que Boca se lleva un título que no fue su prioridad en un comienzo; la realidad lo dejó con esta posibilidad. Pero en este lapso, Palermo se erigió un ejemplo de trabajo, sacrificio y dedicación para sus compañeros. No bajó los brazos nunca, y soportó con hidalguia el mal momento de pasar casi 600 minutos sin convertir. E, incluso, llegó a jugar desgarrado, porque el equipo lo necesitaba.

Por todo eso, Martín Palermo se merecía este desahogo. Se lo ganó por esfuerzo y por desempeño.