Quilmes aprovechó todo y también es de Primera

PUERTO MADRYN.– Quilmes ascendió a lo grande: de arremetida, como un verdadero pura sangre, brioso y con un terciopelo azabache que encandila. No duró mucho la pena del viejo cervecero en la B Nacional. Fue apenas una temporada de caminos ondulantes y situaciones enredadas. Volvió a primera con un ventarrón que llegó desde el Sur y que limpió su cielo, la victoria por 2-0 ante Guillermo Brown, y con la tempestad que cayó en los campos y que arruinó las cosechas de sus rivales directos, Instituto y Rosario Central. Volvió Quilmes, que mostró una mentalidad arrolladora cuando los demás fallaron, y lo hizo de la mano de Walter de Felippe, que asumió de apuro tras la salida de Ricardo Caruso Lombardi.

Fueron dos goles de Martín Cauteruccio los que le devolvieron a Quilmes un lugar en la elite. Fueron 38 fechas con vaivenes. Nadie se olvidará de la despedida de Caruso Lombardi, tras la victoria por 4-1 frente a Aldosivi, por la 27ª jornada, con un invicto de 13 encuentros. De Felippe debutó con todo: un 4-0 sobre Atlético de Tucumán, pero después arreciaron las dudas con la caídas con Central (0-1) y Patronato (1-2). A partir de ahí no se tuteó más con la derrota. La cronología habló de tres victorias, dos empates y otros tres triunfos, incluida la fiesta del regreso en plena Patagonia. La explosión no tuvo freno –ni debía por qué tenerlo– en el pequeño vestuario visitante del estadio Raúl Conti. "¡Que de la mano de De Felippe, todos la vuelta vamos a dar!" Tiro por elevación para algunos. Justicia puertas adentro para otros. Los jugadores, con cánticos, se acordaron "para mal" de Caruso.

El mérito fue haberse destacado en los momentos cruciales. Incluido el partido ante Brown. Poco le importó que el rival haya jugado con un equipo alternativo, ya que disputará la Promoción por la permanencia en la B Nacional. Ahí aparecerán los datos más destacados de la campaña. Hubo una nítida columna vertebral, con el arquero Emanuel Trípodi y Cauteruccio (ambos con 37 partidos, las máximas presencias), el defensor Sebastián Martínez (36) y el mediocampista Pablo Garnier (35). Hubo goles, muchos goles, de los pies de Cauteruccio (13 conquistas), Caneo (12) y Telechea (11).

Del día de la consagración habrá que decir que Quilmes selló el ascenso en cinco minutos, entre los 18 y los 23 del primer tiempo, y que después esperó las buenas noticias que le llegaron de San Juan (Desamparados venció a Central 3-2) y de Córdoba (Ferro le ganó a Instituto 3-0). El equipo cervecero apenas dejó que el tiempo transcurriera para entregarse al delirio. Jugó, como en todo el recorrido, con solidaridad, empuje y oportunismo. Ese fue su sello en el itinerario de los sábados. Se vieron algunos incidentes menores en la ciudad, tras un cruce de festejos con gente de River. Nada grave. La esencia de la alegría pareció idéntica.

Quilmes ascendió con justicia y se alejó de la controversia. Desoyó los comentarios maliciosos que envolvieron a su presidente, el senador nacional por el Frente para la Victoria, Aníbal Fernández. Nada de política. Lo del cervecero fue fútbol, coraje y destino de primera, entre recuerdos borrosos y las más genuinas lágrimas de la felicidad que se fundieron a la distancia.

Con Aníbal
El senador nacional Aníbal Fernández, presidente de Quilmes, estuvo en la cancha. "¡Borombombon, es el equipo del bigotón!", se escuchó en el vestuario ganador.

CON IRONIAS PARA CARUSO LOMBARDI

El festejo en el Centenario

Quilmes, con 72 puntos, uno menos que River, se consagró subcampeón en la B Nacional y consiguió el segundo ascenso directo que otorgó la temporada 2011/12. No bien consumada la conquista, los hinchas se congregaron en el estadio Centenario, en el corazón de la localidad bonaerense. No importó la distancia con Puerto Madryn. La celebración pareció extenderse entre los puntos cardinales. "Un minuto de silencio, para Caruso que está muerto", fue uno de los himnos elegidos por los miles de simpatizantes, en referencia al director técnico que empezó la campaña y que dejó al club para irse a San Lorenzo. El cervecero llegó por novena vez a la máxima categoría, después de los ascensos en 1949, 1961, 1965, 1975, 1981, 1990/91, 2002/3 y 2009/10.