Les Experts, el equipo de handball que responde a la camada más prolífica del deporte internacional

BARCELONA.– El Brasil de Pelé, el Barça de Guardiola, los All Blacks de ayer y de hoy, el Dream Team ’92 de Michael Jordan y Magic Johnson... Esas formaciones han grabado sus nombres en letras de oro en la historia del deporte no sólo gracias a sus logros y a un estilo propio, sino también porque marcaron una época fuera de su ámbito por su magia. Pero ningún equipo ha dominado tanto su rubro como lo ha hecho Les Experts, el seleccionado francés de handball, que se ganó el apodo en la última década, durante el despertar de su cosecha arrasadora.

Bajo el mando de Claude Onesta, Francia ha conquistado dos de los últimos tres torneos de handball en los Juegos Olímpicos (2008 y 2012, y fue subcampeón en 2016), tres de los cuatro últimos mundiales (2009, 2011 y 2015) y la mitad de los últimos seis campeonatos europeos (2006, 2010 y 2014). O sea, ocho de los trece certámenes mayores jugados en ese decenio. Un 61,5% de efectividad que no ha alcanzado ningún equipo en el ámbito mundial en un plazo tan largo y en un nivel tan alto.

Ahora, el conjunto azul está cerca de conquistar su mundial, Francia 2017. Llegó ayer a la definición del campeonato con un 31-25 sobre Eslovenia en la primera semifinal, luego de ganar sus cinco partidos de la primera rueda sin exigirse demasiado (154 goles contra 112) y de vapular a Islandia en su octavo de final; sólo una renovada Suecia lo obligó a elevar su juego (33-30), en los cuartos. No les fue tan bien a otros favoritos: en octavos, Dinamarca cayó frente a Hungría y Alemania fue sorprendido por Qatar, y en cuartos, el campeón del mundo de 2013, España, fue derrotado por Croacia (30-29), lo que abrió aun más el camino para los locales. Éstos definirán pasado mañana con el vencedor de Croacia vs. Noruega, que se jugará hoy a las 16.45.

Es cierto que el balonmano, que reúne en su mayoría equipos europeos (14 de 24 en el Mundial), no alcanza la universalidad del fútbol, pero esto no impide que la competencia sea muy fuerte, con potencias repartidas entre los países nórdicos (Suecia, Dinamarca, Islandia, Noruega), del este del continente (Rusia, Polonia, Bielorrusia) y de los Balcanes (Croacia, Eslovenia, Macedonia), además de Alemania y España.

Es cierto, también, que otras naciones pueden pretender el trono al mejor equipo de la historia del deporte. Es el caso de Estados Unidos con sus nueve títulos mundiales de básquetbol femenino y sus 15 medallas doradas olímpicas en básquetbol masculino. Y también el de Rusia si se incluye los títulos obtenidos por la Unión Soviética: siete victorias en mundiales femeninos de handball, seis en básquetbol y seis en voleibol. Pero existe una diferencia: estos cinco países tardaron décadas en llenar sus vitrinas de trofeos, mientras Francia encadenó todos los títulos posibles de 2008 a 2012 (dos veces en Juegos Olímpicos, dos mundiales y un europeo). Lo de les bleus es una generación tremendamente dominante, en contraste con los otros casos.

Para lograr esta hazaña contó con una camada dorada, liderada por Nikola Karabatic, la máxima figura del handball mundial –premiado dos veces como mejor jugador por la federación internacional (2007 y 2014)–, y por su infalible arquero Thierry Omeyer (consagrado en 2008), un monstruo de agilidad con una fuerza mental extraordinaria. El portero de Paris Saint-Germain acumula nueve medallas doradas, tres de bronce y una plateada con el escudo de Francia. Le dieron esa última en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, tras la final perdida contra Dinamarca, y le supo a fracaso. El veterano no está acostumbrado a subir a un escalón del podio que no sea el más alto. Está obsesionado con conseguir una décima medalla del precioso metal dorado en la que quizás será su última final (tiene 40 años), este domingo en París, 16 años luego de su primera conquista mundial (también en casa).

Sería para cerrar el ciclo más exitoso del deporte francés. O mejor dicho, para pasar el bastón de la gloria a la nueva generación e invitarla a mantener el dominio.