La confesión de Eduardo Romero: "Me siento más político que golfista"

Ahora cuenta más votos que golpes de una tarjeta. La metamorfosis definitiva de Eduardo Romero se produjo en julio pasado, cuando ganó la intendencia de Villa Allende con el 45% de los sufragios, un 16% de diferencia respecto del candidato delasotista de Unión por Córdoba (UPC), Héctor Colombo.

A los 61 años, el Gato es más fiel al Pro de Mauricio Macri que a las rutinas del golf, ésas que siguió durante décadas en cualquier rincón del planeta. Los 79 golpes (+9) que anotó ayer en la primera vuelta del 110° VISA Open , a 15 del norteamericano Danny Balin, son una señal de que su cabeza está en otro lado."No siento la concentración que tenía antes, en la cancha voy pensando en otras cosas. Si hago un bogey, digo: 'Bueno, después vendrá un birdie'. Estoy un poco más relajado. Y también, enojado. Me da bronca, porque pienso: 'Este tiro lo hice dos millones de veces y ahora no puedo hacerlo'. Capaz que pego desde 90 yardas y la pelota se me va diez metros a la derecha, una locura", describe el cordobés, que entrará en funciones el 10 de diciembre.

-Sos el primer intendente electo que juega un Abierto.

-Suena raro. Pero ya le había dicho a Mauricio Macri que el día que él fuera candidato a presidente yo iba a aspirar a ser intendente de Villa Allende. Y hasta ahora las cosas vienen muy bien: gané la elección y Mauricio está muy cerca de lograrlo. Siempre tuve una vocación social; lo que veo es que pasan las gestiones en Villa Allende y todo se mantiene tal cual con los años. Allá debo de tener unos 40 parientes de apellido Romero que se rompen el lomo todos los días y están igual que siempre. Entonces, hay algo que no va. Por eso le pedí a Macri su apoyo y decidí meterme en el Pro.

-¿Cuál va a ser tu primera medida en Villa Allende?

-Tapar baches y agujeros, es un desastre cómo están las calles. Se rompen autos y hasta se producen accidentes, aunque parezca increíble. Todo por los pozos. Después, apoyar fuerte la educación pública y que mi ciudad sea nombrada como capital del golf en el país, un decreto que descansa en el Senado. También vamos a impulsar la hotelería para apuntalar el golf-turismo. En Villa Allende se creó una mística, sobre todo por los orígenes humildes del Pato Cabrera, y eso hay que explotarlo.

-¿Qué puede pasar en el ballotage?

-Estoy absolutamente convencido de que gana Macri, es un 60% a 40%. Pero bueno, esto es como el golf: uno no gana hasta que dejás la tarjeta firmada y controlada en el buzón. En la política, si todo se fiscaliza democráticamente, triunfará Mauricio.

-¿Cuál fue el clic para tu ingreso en la política?

-Siempre estuve cerca de los intendentes. De repente, iba a hablarle en forma personal al intendente de turno y le decía: "Mirá loco, creo que habría que hacer esto". Y él me creía debido a mi trayectoria como golfista. Capaz que venía Juan Pérez y le hacía un comentario similar, pero no es lo mismo para el que conduce. Lo más difícil de entrar en la política fue convencer a mi mujer; Mauricio tuvo que hablarle, porque ella me decía que no una y otra vez. Lo bueno es que nosotros venimos limpios, nuestra transparencia se da por el vínculo con el deporte, y esto se notará en la gestión.

-¿Siempre fuiste peronista?

-No, nunca estuve afiliado a un partido, incluso mis padres y mis abuelos han sido radicales de toda la vida. Voté pocas veces porque casi siempre andaba de viaje y jamás me identifiqué con una bandera política, pero ahora sí con esta idea. Pasa que de repente viene un amigo y te dice: "Ahh, te fuiste para el lado de los ricos". Ésa es la imagen que se tiene de Cambiemos.

-¿Y vos qué respondés cuando alguien te dice esa frase?

-Le digo que más allá de que seas rico o pobre, hay que abrirles los brazos a los que quieren construir. Lo primero que hicimos cuando ganamos fue proponer un proyecto dialogando con las fuerzas opositoras. Aquella idea de clases es pensar a la antigua. Estamos en el siglo XXI.

-¿Qué pensás de Daniel Scioli?

-Lo conozco a través del deporte. Para mí era un tipo honesto; no sé qué le pasó en este último tiempo. Se cristinizó. Empezó a lanzar ataques que no son propios de él, no van con su naturaleza. Para mí siempre fue un buen tipo, nos hemos cruzado en entregas de premios, pero están atacando a Macri de manera inhumana, como también le dieron a Sergio Massa. Me tocó andar por el mundo y seguí de cerca la política exterior; tenés que ver con qué respeto se tratan en los debates en los Estados Unidos o Inglaterra. Es una cosa mucho más civilizada.

-¿Cómo sigue el Romero golfista?

-No voy a dejar nunca este deporte, porque sigo jugando con amigos, pero hoy me siento más político que golfista. El golf me dio la chance de ser lo que soy, una posición social, la posibilidad de criar a una hija y tener una casa propia. Si no hubiese sido por esta actividad, seguramente no habría llegado a una intendencia.

-Por lo general, los golfistas no muestran mucho compromiso con la política, más bien se mantienen al margen.

-Es verdad, no es común, aunque tampoco lo era que varios jugadores ayudaran como ayudamos varios a nivel social. El Pato Cabrera y yo tenemos fundaciones y muchos otros también las han creado para colaborar con asistencia médica y otras ruedas de auxilio para la gente.

-¿Qué es lo que deja Cristina Kirchner en la Argentina?

-Deja una "fractura expuesta", como dijo el periodista Alfredo Leuco el otro día. No es una grieta, sino que dividió a la sociedad con eso de que "si no estás conmigo, afuera". Ahí es cuando se generan conflictos y choques. Esa forma de pensar la ha traído el kirchnerismo. Somos un país tan inteligente, lindo y rico que es increíble que estemos donde estamos.

gs