

Encontrá resultados de fútbol en vivo, los próximos partidos, las tablas de posiciones, y todas las estadísticas de los principales torneos del mundo.
Ni él mismo, Carlos Ariel Marinelli, de 17 años, lo cree. "¿En serio valgo cuatro palos verdes?, pregunta. Parece que sí. Bobby Robson, entrenador del Middlesbrough, quedó encantado con las gambetas que el pibe supo hacer en la gira que el equipo Sub 19 de Boca realizó hace dos semanas por Inglaterra y no dudó: "Hagan lo que sea, pero cómprenlo", dicen que le dijo Robson a los dirigentes. Y por eso, ahora, casi todo está todo listo.
Marinelli, sin jugar ningún partido en primera, viajará el próximo lunes a Inglaterra y, si aprueba el examen médico, jugará en el equipo de Paul Gascoigne, por cuatro años, a cambio de 4.000.000 de dólares. Boca recibirá 2.000.000 y la otra mitad será de su padre, Héctor Marinelli, dueño del 50% del pase.
Caso atípico si los hay, el de Marinelli se suma a los escasos antecedentes protagonizados por Juan Esnaider, Esteban y Nicolás Cambiasso y Pablo Calandria. Casi sin escalas, pasa de las canchas de la Unión Vecinal de Villa de Mayo a la Premier League. Aunque, claro, en 10 años pasaron varias cosas. El hecho más doloroso fue la pérdida de su mamá, Francisca, víctima del cáncer. "Sufrí mucho. Tenía nada más que nueve años. Me ayudó mucho el apoyo de mi familia, en especial mi papá Héctor y mis hermanos Sandra, Roxana y Walter", cuenta.
A los 10 años, Cesar Cuevas, presidente del Club Mitre, lo llevó a el Club Parque, previa escala para llegar a Argentinos. "Ahí sólo jugué en novena y Boca ya me quiso comprar, pero el pase demoró mucho tiempo y quedé seis meses parado", recuerda. Por aquellos tiemos abandonó la escuela; estaba en segundo año, en el Colegio San Román. Con sus ex compañeros Emiliano Cuenca y Fausto Obregón gastaba el césped sintético de las canchas de Los Robles. En 1997 hizo pie en Boca.
"Me compraron por 120.000 dólares, junto con Riquelme, La Paglia, Islas, Ruiz... Yo llegué seis meses más tarde, justo cuando estaba Maradona, mi ídolo", comenta. En su casa de la calle Artigas, en Villa de Mayo, descansa su reliquia: la foto con Diego. "Espero que me la firme algún día", dice.
Ilusionado por su nuevo destino, Marinelli no esquiva la nostalgia que le provoca emigrar del club xeneize. "El pase es muy lindo, pero hubiese preferido jugar en la primera de Boca y salir campeón. Ese era mi sueño."
Carlos Marinelli es otro que rompió el molde en este loco mercado de pases y por varios millones se llevan sus gambetas, todavía inexpertas, a Inglaterra



