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Al Campeonato Argentino Abierto no le faltaba temperatura deportiva, con tres batacazos sobre diez partidos. Este domingo le agregó temperatura ambiente, con una tarde ardiente en Buenos Aires. Pero RS Murus Sanctus apareció como para poner paños fríos, con una goleada que dejó lejísimos toda especulación de nueva sorpresa y apaciguó cierta insatisfacción por el rendimiento del equipo en la primera temporada de esta formación. El conjunto azul le bajó al menos por un rato las revoluciones a este convulsionado Abierto de Palermo con una goleada de ésas que los favoritos suelen asestarles a los más débiles, aunque Murus Sanctus no venía comportándose como tan favorito ni Chapaleufú como tan débil: 19 a 4 en la cancha 2, por la segunda fecha de la zona B.
El ganador volvió a presentarse sin Facundo Sola, que no termina de curarse de un codo derecho que viene molestando desde el propio Abierto de Jockey. Facundo Fernández Llorente siguió tomando su lugar en un cuarteto que ya de entrada no le dio un resquicio al rival que protagonizó el primer batacazo del torneo, aquel 17-16 a La Natividad. La supremacía del club francés sobre el pampeano fue ostensible no sólo en el tablero sino también en el desarrollo, con 32 tiros al arco de bocha viva, a razón de cuatro por chukker (16 convertidos), contra 10, con una media de 1,25 (3 aprovechados).
Así como ocurrió en la final de Hurlingham, perdida a manos de La Natividad (14-8), Murus Sanctus generó muchas ocasiones de gol, pero anotó relativamente poco. Aprovechó los errores de un Chapaleufú que en nada se pareció a aquél del debut, sobre todo mediante Guillermo Caset, que nunca perdona frente a los oponentes de menor handicap: Sapo fue una aspiradora de bochas sueltas, a las que puntualmente llevó a los mimbres. Y sin embargo, el equipo azul no lució como una máquina de polo, no maravilló con un juego fluido, rápido y de asociación. Resultó muy superior, pero continúa teniendo mucho por crecer, a pesar de que cuenta con tres de los ocho jugadores de 10 goles que posee la Triple Corona.
Después de saborear las mieses de un gran triunfo impensado, esta versión de Chapaleufú viene recibiendo los golpes, más lógicos, de un certamen que tiene a los mejores del mundo. Tras el 10-17 a manos de La Dolfina-Brava, recibió esta goleada que baja la espuma que se había formado en el estreno, sobre todo con aquellos 15 tantos de Rufino Bensadón. Ahora el chico de 19 años ha fallado algunos penales de 30 yardas –los de arco descubierto– y va reduciendo su producción goleadora. Dolores de crecimiento, tal vez.