Argentino Abierto de Polo. Alegría, la obsesión de llegar a la final y un sueño: dar el zarpazo
"Queremos ganar nuestro grupo y luego la final", anticipa Guillermo Caset, goleador de un equipo fue semifinalista en Tortugas y finalista en Hurlingham
Catorce años cumple en Argentina el proyecto Alegría, una creación del canadiense Frederick Mannix destinada a ser protagonista importante del mejor polo del mundo y, algún día, subir al olimpo de los campeones de Palermo.
Lo más cerca que estuvo fue la final de 2013, cuando dio un batacazo en la semifinal frente a Ellerstina. Desde la posterior derrota a manos de La Dolfina, Alegría añora ese sabor de un estadio lleno y el trofeo a un paso. Su as de espadas de entonces, Pablo Pieres, está hoy en Ellerstina, el rival al que los de fucsia deben tumbar en la definición del grupo B para alcanzar el partido decisivo, siempre que los resultados previos sean lógicos. En lugar de Polito está otro talentoso, Guillermo Caset, y Facundo Sola releva al lesionado Lucas Monteverde (ver la página 45). Con el cordobés, Alegría tiene la formación más ofensiva de su historia en la Triple Corona.
"Queremos ganar. Ganar nuestro grupo y llegar a la final, y en esa hipotética final, también ganar. Pero llegar a la final es el primer objetivo", sostiene Caset, con derecho a estar obsesionado con ser protagonista el 2 de diciembre: Sapo es uno de los dos polistas de 10 goles en la historia (el otro es su cuñado Agustín Merlos) que nunca participaron en una final del Argentino Abierto. Pero tiene con qué esperanzarse. "Pobre Lucas, no puede jugar. Pero eso hizo que él, como quinto jugador, nos reforzara en caballos. Con los de Facu y los de Lucas estamos bastante mejor, en cantidad y calidad", considera.
Alegría, un equipo distinto –único con patrón–, quiere que este Palermo sea distinto a lo usual: que lo tenga en la anhelada final.
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