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Qatar 2022: el Mundial infinito
Michel Platini , "Le Roi" en sus años mimados de Balón de Oro, llegó al hoy famoso almuerzo del 23 de noviembre de 2010 en el Palacio Eliseo convencido de que el presidente Nicolas Sarkozy le pediría que votara por Qatar como sede del Mundial 2022. Había múltiples razones. Los dineros de Qatar al PSG y de Al-Jazeera al fútbol francés, que cita la prensa internacional, no eran las únicas. El emir Hamad Bin Khalifa Al-Thani fue el primer jefe de Estado del Golfo que felicitó a Sarkozy presidente. La compañía aeroespacial franco-alemana EADS suministró a Qatar sistemas de seguridad por 250 millones de euros. Sesenta aviones Airbus para Qatar Airways. Acuerdos entre la energética francesa EDF y Qatar Petroleum International. Contratos por 450 millones de euros de la francesa Areva (energía nuclear). Qatar casi principal proveedor de energía. Comprador de empresas. Y de edificios por valor de 4800 millones de euros, con tratamiento fiscal privilegiado. El fútbol, sabemos, suele ser apenas una buena excusa.
Platini, detenido y liberado ayer en Francia, cuando parecía preparar su vuelta en octubre, una vez cumplida la sanción FIFA, tenía a su hijo mayor, Laurent, como director europeo del Fondo Soberano de Inversión (QIA). El fondo qatarí es accionista mayoritario del PSG, el campeón francés inflado a su vez con dineros del Qatar National Bank y de Qatar Tourism Authority. Quien debía controlar si esos flujos violaron reglas de Fair Play Financiero era la UEFA que presidía justamente Platini, el papá de Laurent. Football Leaks contó que el caso implica también al ex capo UEFA Gianni Infantino , hoy presidente de una FIFA que tiene entre sus nuevos patrocinadores a Qatar Airways. Desalojado del Elíseo por François Hollande, Sarkozy se convirtió en conferencista muy bien remunerado en Doha. Se frustró su anunciada asunción como directivo millonario de Columbia Investments (un fondo financiado con dinero qatarí). Los datos son de "FIFA Mafia", libro de 2014 del periodista alemán Thomas Kistner. Ese mismo año apareció "President Platini". "Hubo una vez –escriben allí Arnaud Ramsay y Antoine Grynbaun– un presidente francés que llamaremos Nicolas que estaba desesperado por tener dinero" y su salvador fue un jeque qatarí. Ya lo había advertido en 2013 France-Football: "Qatargate".
"¿Imaginan por un segundo que un Estado selle un contrato de armamento, especialmente en el Golfo, sin intermediarios que sean ‘regados’?", se preguntó ayer la revista francesa Sofoot al informar sobre la sorpresiva detención de Platini. L’Equipe entrevistó ayer a Joseph Blatter. El ex presidente de la FIFA reiteró que, como ya escribió en sus dos libros, el propio Platini le contó que cambió su voto por Qatar tras aquel almuerzo con Sarkozy y que eso fue lo que él explicó entonces a Barack Obama . Estados Unidos, ofendido porque perdió 14-8 aquella votación de 2010, lanzó luego al FBI. Y el FIFAgate cambió todo. Blatter aclaró ayer que no podía identificar cuáles fueron los otros tres países europeos que también cambiaron su voto, supuestamente instados por Platini. Y no habló de Alemania, a la que años atrás había acusado de votar por Qatar por cuestiones comerciales y políticas. Hay dinero qatarí en todas partes. Y gas.
Acaso había sido siempre más fácil apuntar contra eslabones más débiles. A las confesiones de la consultora Phaedra Almajid sobre tres dirigentes africanos supuestamente sobornados con un millón y medio de dólares cada uno. Hablar de los obreros explotados para construir estadios en Qatar. Y del calor. Y de una sede insólita en pleno desierto. Y fue acaso más fácil que el FBI encarcelara a dirigentes latinoamericanos. "Están todos locos, no saben lo que hicieron", cuenta un periodista que le dijo Julio Grondona minutos después de la designación de Qatar. Y le aseguró que él, en línea con Blatter, había votado por Estados Unidos. Cinco meses después, según ese mismo relato, Grondona encaró en Zurich a dirigentes ingleses: "Le están diciendo a sus periodistas que recibí una coima de 80 millones de dólares. ¡Mentirosos! ¡Devuélvannos las Malvinas, piratas!".
Alejandro Burzaco , ex CEO de Torneos, pagador de sobornos de grandes cadenas de TV, declaró ante la justicia de Estados Unidos, como arrepentido, que Grondona, por entonces ya fallecido, cobró en realidad una coima de un millón de dólares para votar por Qatar. Y que apretó en el baño al paraguayo de la Conmebol Nicolás Leoz ("¿Qué carajo estás haciendo?"). Y que en 2011 insultó y exigió a los qataríes que desmintieran los rumores de soborno. Otro dirigente me confió que Grondona le admitió que la votación de Qatar 2022 sería un escándalo infinito, pero que a él no le importaba porque ya estaría muerto. Si estuviera vivo, y libre, Grondona, más que saber si Qatar logrará mantenerse como sede del Mundial 2022, estaría preocupado estas horas con la selección de Qatar. Porque, si hablamos de fútbol, seguimos sin saber a qué juega Argentina. Esta noche, primero, será Paraguay. Y el domingo un partido decisivo ante Qatar. El torneo se llama Copa América y es organizado por la Conmebol. Vaya uno a saber por qué juega Qatar. Hasta dónde llega su geografía. Y sus dineros.
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