

Encontrá resultados de fútbol en vivo, los próximos partidos, las tablas de posiciones, y todas las estadísticas de los principales torneos del mundo.
"Siempre me da miedo la posibilidad de que secuestren a mi familia, porque allá en Brasil pasa mucho eso. Y lo peor es que yo no puedo hacer nada. Estamos entregados a la mano de Dios. Yo soy famoso y en Brasil hay mucha pobreza. Allá se habla mucho de los secuestros."
Se abre Rivaldo. No tiene aires de divo ni aun sabiendo que se lo considera el futbolista más destacado del planeta. Habla del temor que apareció hace unos seis meses, cuando, en Brasil, una ola de secuestros a familiares de gente famosa lo rozó. Su madre fue amenazada. Y él sufre por eso. "Siempre tengo miedo de que le pase algo."
Es el otro Rivaldo. El que se "humaniza" fuera del campo, y no por pose. El que no necesita caer en posturas para dar la imagen de un tipo humilde, "normal". El que es así en serio.
"Yo siempre fui así. Vengo de una familia muy pobre y sé cómo llegue hasta acá. ¿Para qué voy a cambiar ahora, a los 27 años? No se puede cambiar."
-Pero habrás notado que el dinero cambia a mucha gente.
-Sí, es verdad. Mucha gente cambia por dinero. Y cambia muy rápido. Pero yo no. ¿Para qué?
-Es que quizá no sea consciente.
-Pero es que no se puede ser creído. A veces pasa que uno cambia en su relación con la prensa, con la gente, pero no tiene sentido. Uno no puede creer que sabe todo porque es famoso y gana dinero. No es así.
-¿No te cambia ni siquiera que digan que sos el mejor jugador del mundo?
-No. Eso es algo que me estimula, porque yo quiero ser reconocido oficialmente como el mejor del mundo. Quiero que la FIFA me elija, y creo que tengo buenas posibilidades. Todos, de pequeños, soñamos alguna vez con que llegábamos a ser los mejores. ¿Quién no lo quiere?
-¿Pero no te presiona que, por ejemplo, en Europa, en Brasil y hasta aquí en la Argentina digan que sos el mejor?
-No, ni me presiona ni me genera responsabilidades. Yo creo que es bueno que la gente te considere el mejor.
-¿Vos sentís que la gente lo piensa?
-Sí. Acá en la Argentina, por ejemplo, me sorprendió mucho escuchar eso. Por la rivalidad que hay con Brasil yo no esperaba que me trataran tan bien. Fueron muy cariñosos conmigo y les estoy muy agradecido. La verdad es que me sorprendieron.
-Justamente, de la rivalidad se habló mucho esta semana. ¿Es para tanto?
-Sí, hay mucha rivalidad. En Brasil, a la gente no le gusta la Argentina. Y acá pasa lo mismo con Brasil. Es como que hay pelea, ¿me entiendes?
-Sí... -... pero yo, igual, no lo llevo para ese lado. Para mí, jugar contra la Argentina es lindo, porque es el clásico más importante del mundo. Ni Brasil-Italia llega a ser tan importante como Brasil-Argentina.
-¿Qué jugador de la Argentina te preocupa?
-Redondo y el Piojo López, de quien tengo un mal recuerdo por la cantidad de goles que nos hizo en la Liga española, jugando él para Valencia y yo para Barcelona.
-¿Es como una pesadilla?
-Sí, es una pesadilla. No llegaba a generar psicosis, pero cada vez que lo veíamos en el campo lo primero que pensábamos era que en cualquier momento nos iba a hacer un gol.
-Para seguir con los argentinos, ¿qué recordás de Alejandro Mancuso, ex compañero tuyo en Palmeiras?
-Mancuso es muy muy amigo mío. Hablamos seguido por teléfono y, hace poco, después de la Copa América, fuimos a cenar juntos. Además, juega en mi equipo, el Santa Cruz de Recife.
-¿Es cierto que Maradona fue tu ídolo?
-Sí. El y Zico. No me voy a olvidar más de aquel gol que hizo Maradona, cuando esquivó a casi todos los del equipo rival, en el Mundial de México (habla del segundo tanto a Inglaterra).
-Te cambio de Mundial: ¿qué recordás de Francia 98?
-La final. Jugamos mal y perdimos. El recuerdo es malo.
-¿Cuánto influyó lo que pasó con Ronaldo?
-No, no influyó. Ese partido lo perdíamos aunque hubiésemos estado todos en un ciento por ciento. Tenía que pasar así.
-Rivaldo, en el clásico saldrán con una bandera contra las drogas. ¿Te sentís comprometido con ese tema?
-Sí. Nosotros somos personas muy importantes. Los chicos nos miran, nos ven como ejemplos. Y ellos tienen que saber que conseguimos todo lo que conseguimos sin drogas. La droga es muy mala. Si fuese buena, todo el mundo estaría drogándose por todos lados. Por ahí, al principio no te das cuenta de lo mal que te hace, pero en dos o tres años te arruina la vida, te enferma, te destruye. Y la vida es linda, hay que amarla.
-Como padre que sos, ¿te preocupa?
-Sí, me preocupa mucho. Mis hijos ya van al colegio, allá en España, y yo trato de educarlos bien. Pero tengo que mirar con qué compañías andan, quiénes se les acercan. Cuando son chicos, las malas influencias pueden ser muy graves.
-¿Se les acercan mucho por interés?
-Esa es una de las cosas de las que tienen que cuidarse, sí.
-¿Y a vos? ¿Se te acercan por interés?
-Sí, hay muchos. Y yo me fijo mucho en eso. Es fácil que la gente se acerque, porque soy famoso y por ahí por esa fama puedo conseguir cosas.
Padre de Rivaldinho (6) y Tamyris (3), tutor de su sobrino Antonio José (7), Rivaldo cuenta con una historia de vida muy particular. Cuando tenía 16 años, falleció su padre, atropellado por un ómnibus. Unos días más tarde, él debía ir a una prueba de fútbol. No quería. Pero su madre lo convenció: "El deseo de tu pai era que jugaras al fútbol". Rivaldo fue, se probó, quedó y hoy es el jugador más destacado del mundo.
"Pai, sé que me estás mirando desde el cielo", decía su remera el día del Centenario del Barcelona, cuando se enfrentaron el equipo catalán y el seleccionado brasileño. Así homenajeó él a quien lo guió en la vida. Así es el hombre que hay detrás de un crack sin ínfulas de estrella. Así es Rivaldo.



