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Artista recurrente en cada tercer tiempo de los Pumas, Omar Hasan desde hace tiempo adquirió fama -es ovacionado en cada actuación- por sus cualidades para animar los encuentros posteriores a los test-matches, viajes en ómnibus o ratos libres en las concentraciones del seleccionado nacional. Pero el pilar tucumano, de 31 años, es algo más que un ocasional imitador (sus víctimas más frecuentes son los entrenadores y dirigentes) o simplemente alguien que sale del paso porque sabe entonar tangos o sambas. El primera línea del Agen francés tiene al rugby como sustento, pero en su vida existe otro lado menos conocido: la pasión por el canto.
Desde chico entretuvo a familiares con una guitarra -tocada de oído - y un repertorio variado entre temas de Los Chalchaleros, Los Fronterizos o Los de Salta. Hasta que un día de 1986, escuchó a Luciano Pavarotti cantar "Funiculi, Funicula" y se maravilló. Desde ese momento, empezó a imitar al gran tenor italiano, pero, y aunque dicha melodía se transformó en el hit más requerido por la platea Puma, él se dio cuenta de que aquella voz que lo sedujo era mucho más aguda que la suya y parecerse a Paravotti o a Plácido Domingo -el otro al que empezó a seguir-era imposible. Pero ese descubrimiento lo marcó y lo llevó a integrar el coro universitario de su provincia.
El deporte dibujó el destino, y la llegada a Francia (en 1999) terminó por unirlo a la música. Un fanático del Club Agen, Jean François Gardeil, es profesor de canto y al conocerlo, Hasan inmediatamente se anotó para los cursos de la asociación Les chants de Garonne, donde comenzó -en marzo de 2000- a estudiar solfeo y hacer trabajos de texto con Fabien Prou. Así alcanzó la tesitura de barítono verdiano, y en su primer año como estudiante debutó en un concierto con varios músicos que entonaban el tango "Sur".
Actuó en un par de conciertos humanitarios de su escuela, y la carrera artística se fortaleció con una importante participación en la ópera "El Rey Arturo", de Henry Purcell. Y hace pocos días concluyó con una mini gira de seis funciones por el sudoeste francés (en las ciudades de Agen, Condom y Nérac) con la obra "La belle Héléne", de Jacques Offenbach, en la cual encarnó al rey Ajax II.
"Me gusta mucho cantar y lo disfruto. Es algo que me fascina, pero no sé si podré tener una dedicación exclusiva, como sí lo hago con el rugby. Y la verdad, tampoco me lo planteé. Lo que sí te digo es que es algo más que un hobby; el canto es mi pasión. ¿Y el rugby? Es mi vida. Todo lo que tengo y lo que pude lograr, incluso este nuevo vínculo con el canto, se lo debo al rugby", explicó vía telefónica, con su inconfundible tonada tucumana, Hasan desde Europa.
Las principales obligaciones están dadas por las actividades -entrenamientos, concentraciones y partidos- con el club, pero siempre hay un espacio para mover las cuerdas vocales. "Entre los cursos, los ensayos y el estudio, a la ópera le dedico un promedio de una hora por día", explicó este corpulento primera línea -1,84m y 114kg-, típico hombre bonachón y admirador de sus colegas barítonos, el alemán Dietrich Fischer-Dieskau y el ruso Dimitri Hvorostovsky.
Como toda persona entusiasmada con lo que hace, este rugbier iniciado en Natación y Gimnasia tiene sus sueños: "En el rugby quisiera tener un buen Mundial con los Pumas este año y poder tomarme revancha de la final perdida el año último y salir campeón en Francia. ¿Como cantante? Anhelo poder estar en un estudio para grabar unos cuantos tangos y áreas de ópera. Pero no con un sentido comercial, sino como un placer personal. También, formar parte de una ópera en gran escala, poder hacer una función en alguna sala de Tucumán, o ¿por qué no? llegar al Colón. ¡Sería algo espectacular! Pero no sé si estoy para tanto".



