La muerte y el legado de dos imprescindibles del rugby: Cacho Martínez Basante y Julio Paz
Emblemas del rugby argentino, dejaron enseñanzas, recuerdos y un camino por imitar
A Oscar Martínez Basante y a Julio Paz no sólo los unió la pasión por el rugby durante siete décadas, sino que fueron capitanes, entrenadores y presidentes de sus clubes, además de representar al seleccionado nacional y de ser dirigentes de la Unión Argentina de Rugby (UAR). Ambos son instituciones en sus clubes: “Cacho” Martínez, en Deportiva Francesa; Paz, en Tucumán Rugby. Los dos partieron con horas de diferencia en la tercera semana de abril dejando un legado en varias generaciones y, sobre todo, siendo un espejo de lo que significa el voluntariado en este juego.
Martínez Basante tiene un registro inusual: fue, al mismo tiempo, capitán, entrenador y presidente en Deportiva Francesa. Ocurrió en los 60, cuando ya era una figura mítica en su club. “Cacho es el prócer de Deportiva. Entre otras cosas, porque fue el primero del club que llegó al seleccionado. Pero, sobre todo, por su personalidad, que nos llevaba a todos a seguir lo que él decía”, me cuenta Carlos Alberto Pérez, uno de los históricos del club de Del Viso. Segunda línea, de gran técnica y enorme coraje, Martínez Basante jugó en el seleccionado en un test ante Francia en 1954 (3-30), en Gimnasia y Esgrima, precisamente su club de origen antes de emigrar a la Depor.
En ese mismo 1954, “Cacho” fue el capitán de un equipo de Deportiva Francesa que hizo historia en el rugby argentino, ya que se trató del primero en realizar una gira por Europa. En ese largo viaje en barco que se extendió durante 60 días, Martínez Basante forjó su carné de líder. “Cacho tenía amigos y enemigos, no había términos medios con él, sobre todo cuando se metió en la política de la UAR, en un período en el que yo también fui dirigente”, agrega Pérez. Es que se trataba de un hombre áspero, frontal, pero también amable y de aquellos que tenían calle. En su club lo consideran un padre, siempre cerca de los juveniles. Su debilidad fue Juan Martín Hernández, a quien entrenó en M15 y M16.
En la década de 1980, fue entrenador y manager de los Pumas. Este último cargo lo tuvo en la primera Copa del Mundo, en 1987. A comienzos de este siglo, su salud se empezó a deteriorar y de un día para otro dejó de ir a su club. Pero siempre estuvo –y estará– presente. Murió a los 95 años.
Julio Paz es considerado el “Señor Tucumán Rugby”. El colega Tomás Gray, quien lo conoció bien de cerca, eligió ser más contundente y lo llamó el “Señor Rugby”. Paz fue todo un caballero de este juego. Admirado y respetado no sólo en su provincia, sino en todo el país. Siempre proclive al diálogo y a confraternizar antes que a romper. Fue entrenador de la Naranja y presidente de la Unión de Tucumán (URT).
Empezó a jugar al rugby a los 12 años en Natación y Gimnasia y a los 14 llegó a Tucumán Rugby. Al año siguiente debutó en Primera y a los 16 integró el seleccionado de su provincia. Fue capitán de ambos durante casi una década. En su club fue entrenador y presidente por 12 años, y en ambas condiciones se consagró campeón. En 1966 lo convocaron para un seleccionado que se armó con jugadores del Interior.
Julio Paz había sembrado una gran amistad con Carlos “Veco” Villegas, y él fue uno de los impulsores para que el torneo juvenil que anualmente organiza Tucumán Rugby lleve el nombre del ex entrenador del SIC y de los Pumas. Paz fue vocal de la Unión Argentina de Rugby (UAR) en la década de 1990. Murió a los 81 años.
“Hay muchos Cachos en todos los clubes”, reflexiona Pérez. Es verdad. También hay muchos Julio Paz. Maestros que iluminan al rugby argentino.
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