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PARÍS (De un enviado especial).- Los rizos dorados se mueven de un lado al otro con la misma alegría que luce quien los porta. Gustavo Kuerten, Guga, pocas veces deja de sonreír. Mucho menos ahora que ya no tiene las exigencias del circuito de tenis y disfruta de su mujer, Mariana, y de María Augusta, su hija de cuatro meses. El brasileño, hombre cordial si los hay, aparece en el Stade de Roland Garros 15 años después de ganar el primero de sus tres trofeos del Grand Slam parisiense, aquella vez, ante el español Sergi Bruguera. Con figura estilizada, de muy buen ánimo, pendiente del lloriqueo de su niña, el ex jugador nacido en Florianópolis hace 35 años confesó lo especial que es para él regresar adonde tocó el cielo con la raqueta.
"Siempre es muy especial, y este año mucho más, porque pude traer a mi familia, a mi hija, por primera vez. Es una emoción particular. Cada espacio, cada persona que me encuentro, ustedes los periodistas que me vieron ganar muchas veces... Hoy (por ayer) se cumplen 15 años desde que gané. Y el recuerdo se queda muy vivo en la cabeza de uno. Es bonito poder disfrutar de todo eso", explica.
-¿Cómo son tus días en la actualidad?
-Estoy jugando poquito al tenis, porque tengo mi cadera muy comprometida. Hago tres o cuatro partidos al año, es el límite que me permiten los médicos. Mi cadera está todavía muy lastimada, es una consecuencia normal después de tanto esfuerzo en los años. Seguramente me operaré otra vez. Después, tengo proyectos, una escuela de tenis de chicos, organizo una competencia internacional de juniors. Convivo mucho con el tenis. Todos nosotros, los ex jugadores, somos un poco dependientes del tenis. Los partidos en las canchas se terminaron, pero tenemos que estar cerca.
-¿Qué mirada tenés del tenis en América del Sur? No hay tanta variedad de jugadores como en tu época...
-El momento es delicado. Se pelea contra tres superhéroes: Novak, Roger y Rafa. Es bastante difícil para alguien de América latina. Los mejores de nuestra zona hoy son los argentinos, que siguen manteniendo a cuatro o cinco jugadores entre los 50 mejores, ocho o nueve entre los 100. Del Potro está muy cerca de ser un gran campeón. Acá tuvo posibilidades de ganar, pero ha tenido algunos problemas. Y las lesiones, como me han pasado a mí, no son fáciles de enfrentar. Son parte de la vida del tenista. Cómo va a convivir con eso es la gran cuestión. Pero es competidor y tenísticamente es un grande, puede enfrentarse con los mejores. Si controla sus lesiones, va a ponerlos en aprietos a los tres.
-¿Qué te genera la autoridad de Nadal en este torneo?
-Lo que más me asusta es el nivel de compromiso que tiene. No hay primera o segunda rueda que regale. Pelea con todo. Protege su territorio de una forma que jamás se ha visto. Va a ganar seguro la séptima copa, la octava, y tiene oportunidades de estar pensando en una decena de trofeos de Roland Garros. No se vio nunca nada parecido. Es muy sorprendente. El año pasado, Djokovic lo provocó un poquito, pero este año no perdió un set. Al final del día, uno tiene que decir que es increíble el nivel que tiene. Estar todos los días con ese ritmo de juego es un espectáculo, es un privilegio poder apreciarlo. Es casi ridículo pensar que el número 1 del mundo, Djokovic, tendrá pocas chances de ganar la final, pero es así.



